«El beneficio en una empresa solo llega a base de trabajo»

Leo Cortijo
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En Rubiocar están de enhorabuena. La revista Autobuses & Autocares, una de las más prestigiosas del sector, les ha premiado como Empresa del Año. Un motivo más para sacar pecho como punta de lanza de las empresas conquenses

«El beneficio en una empresa solo llega a base de trabajo» - Foto: Reyes Martí­nez

En Autolíneas Rubiocar están de enhorabuena. La revista Autobuses & Autocares, una de las más prestigiosas del sector, les ha premiado como Empresa del Año en la categoría de transporte regular. Un motivo más para sacar pecho como punta de lanza de las empresas conquenses. Ana María Valladolid, su gestora, repasa una trayectoria labrada únicamente a base de «trabajo, constancia y sacrificio».

Premio a la ‘Empresa del Año’. Qué bien suena eso después de tanto trabajo y tantos, ¿no es así?

Totalmente. Se siente mucho orgullo y una enorme satisfacción, como diría el Rey (risas). Pero ante todo es una motivación para seguir en nuestro trabajo diario, que a veces es muy ingrato. No hay que olvidar que debido a la despoblación y al envejecimiento de ésta, vivimos en una región que económicamente no tiene una gran recompensa. Por tanto, el beneficio llega a base de muchísimo sacrificio y muchísimo trabajo. Además, me alegra mucho por la gente que trabaja con nosotros, que se sacrifican por la empresa y que la sienten como suya. Siento más alegría por compartirlo con todos ellos que por cualquier otra cosa. De corazón.

¿Qué cree que han visto en Rubiocar para otorgarle este galardón tan importante dentro del sector?

Recientemente nos ha sido otorgada, mediante concurso, la concesión zonal de la Serranía Alta y la Alcarria conquense. Eso es una experiencia que hay que destacar, aunque es cierto que ya está implantada en muchas zonas de España muy parecidas a la nuestra. Se trata de aprovechar lo mejor posible los recursos con el fin de dotar de una mejor frecuencia y un mejor servicio a los viajeros. Nosotros llevábamos mucho tiempo trabajando en ello, y ésta debe ser una de las razones que han motivado este reconocimiento. Ahora bien, también creo que la trayectoria a lo largo de estos años ha contado, porque el jurado lo compone gente que está muy asociado al sector.

Habla de la trayectoria de Rubiocar. ¿Dónde estuvo el punto de origen, qué camino ha seguido y en qué punto se encuentra ahora?

El origen se encuentra en el padre de los actuales propietarios, que era mi suegro y que ya falleció, Ulpiano Rubio Aranda. Empezó haciendo transporte escolar desde las aldeas y en las fincas aledañas a Palomares del Campo, que es donde la familia asienta su origen. A él le sucedieron sus hijos, Eloy y Ulpiano, que empezaron a funcionar con autobuses de ruta escolar también. Eran gente joven y con muchas ganas de trabajar. Luego me incorporé yo, como gerente, y desde 2012, con la compra de otra empresa de la provincia, se constituyó Autolíneas Rubiocar. Actualmente contamos con una flota de más de 140 vehículos de todas las capacidades y tamaños y en torno a 150 empleados. La sede se encuentra en Villares del Saz, pero disponemos de delegaciones en Madird, Cuenca, Tarancón, Ocaña y Toledo.

¿Cómo se divide el abanico de servicios y trabajos que realizan?

Tenemos el negocio muy diversificado en todos los sentidos, de forma que no nos dedicamos solo a una cosa ni tampoco tenemos un solo cliente grande con el que podríamos vivir. Por eso necesitamos mucho personal para acometer tareas de gestión (presupuestos, reservas, administración...). La Junta de Comunidades es nuestro mayor cliente por el transporte escolar, que ocupa un 60% de nuestra facturación. Ahora bien, llevamos muchos años dedicándonos al transporte regular, y ahora con la concesión zonal que he comentado, se afianzan y regulan más todas estas líneas que antes teníamos, aparte de otras que mantenemos. En este área de negocio tendremos en torno al 30% de la facturación. El resto, poquito, lo ocupa algo de transporte urbano, que hacemos en Tarancón, y todo el discrecional.

Esta infraestructura convierte a Rubiocar en una de las empresas empleadoras más importantes de la provincia. ¿Eso ilusiona o responsabiliza? ¿Es para dormir tranquila todas las noches?

Lo difícil es el día a día. Dormir duermo muy bien, porque cuando vas de cara por la vida, sin mentiras y trabajando todo lo que puedes... es complicado no hacerlo. Cuando progresas poco a poco, pisando sobre seguro y viendo por dónde puedes ir, todo sale adelante. Lo que a veces sí me quita el sueño es la seguridad de los viajeros. Que no pase nada, que no haya ningún accidente como hasta ahora. Por eso tenemos mil y una medidas de precaución y ponemos todos los medios a nuestro alcance.

¿Existe la clave del éxito?

No existe ninguna clave del éxito ni una receta mágica. Lo único que hay es mucho esfuerzo y mucha implicación de la gente que conforma la empresa, que lo hace como si fuera suya. Hemos vivido siempre por y para la empresa. No había otra cosa. Nuestras vidas han girado siempre en función de la época del año y de la actividad y carga de trabajo que teníamos. Todo es constancia y dedicación.

¿Dónde radica lo más complejo de su labor como gerente?

Lo más complicado es que todo el sector tiene, en general, un hándicap y es que somos muy de temporada. Cuando hay un trabajo y todos los meses es igual, puedes hacer una valoración y saber a lo que te tienes que ajustar. Pero nos dedicamos a todo tipo de transporte, y tenemos que estar día a día muy pendientes de los problemas, de que ahora llega un pico de temporada de mucho trabajo, y hay que responder. Es entonces cuando tenemos que dar servicio a mucha gente, porque son muchos los que confían en nosotros y no les podemos fallar aunque estemos hasta arriba de trabajo. Somos la empresa de referencia y siempre hay que atenderlos a todos.

¿Y dónde encuentra, personalmente, un mayor satisfacción?

Cuando te encuentras con gente y te cuenta que han hecho un viaje con nosotros y te felicitan porque el autobús era sensacional, porque el chófer ha cumplido con sus expectativas y porque han acabado contentos. Al final, eso es lo primero. No veas la cantidad de gente que me transmite el orgullo que le da cuando está fuera de Cuenca o incluso fuera de España y ve un Rubiocar. Se lleva una alegría... (risas).

El sector se enfrenta a un caballo de batalla importante, y es que las grandes ciudades no permitan el acceso a vehículos no eléctricos. ¿Qué supone eso para Rubiocar?

Todavía no tenemos opción a estas tecnologías por muchos motivos: precio, repostaje, autonomía, arreglos de las averías... Aunque sí que está definido para el transporte urbano, para el de largo recorrido no. No se puede vetar a las empresas a no pasar a Madrid Central, por ejemplo, cuando no hay alternativa de transporte. Los transportistas de Madrid ya se han movilizado porque se está mirando muy poco por ellos y por el turismo.

Si esa tendencia hacia lo eléctrico continúa, ¿ha llegado a replantearse el futuro de Rubiocar a medio y largo plazo?

Todos vamos a tener que soportar grandes inversiones a la larga. Pero ahora mismo, aunque quisiéramos hacerlo, no se puede; es un problema porque no está desarrollado el vehículo como tal. Por tanto, antes de prohibir o imponer estos vehículos, tendrían que estar bien desarrollados en el mercado. La situación da cierto vértigo porque, primero, no se sabe lo que hay exactamente; y segundo, ahora mismo tenemos concesiones a largo plazo que si tuviéramos que invertir en esto, no estaría contemplada una inversión tan potente en dichas concesiones. Pero bueno... de cara a lo que está por venir todo el sector debe permanecer unido, aunque al final no depende solo de nosotros.

Cuenca es, sencillamente, particular. Es un territorio muy extenso y muy poco poblado. ¿Cómo es maniobrar en un escenario así?

Es totalmente diferente a todo lo demás la provincia de Cuenca y, sobre todo, el caso de la Alcarria y la Serranía Alta. Toda la inversión que hacemos se destina a microbuses para la Alcarria y la Serranía, y autobuses, cuanto más grandes mejor, para Madrid. Y eso no es casualidad. Toda la población se va hacia aquella zona y esto cada vez está más despoblado. Además, a pasos agigantados. Cuando empezamos, una parte importante del negocio, del que vivíamos muy bien, era el triángulo entre Villares, Cuenca y Tarancón. Si no llegamos a expandirnos hacia otras zonas, ahora nos habríamos quedado en nada, porque no queda casi nada para transportar... El otro día, en un Colegio Rural Agrupado me decían que se veían negros para llenar un autobús entre todos los pueblos que lo conformaban, sumando niños de Infantil y de todos los cursos de Primaria. Hace 20 años esa zona tenía mucha más vida... Y no estamos hablando de hace un siglo, ¡eh! Se despobla a pasos agigantados.

Eso me lleva a preguntarle: ¿Qué parte de esta empresa es negocio y qué parte servicio público?

Esa es una de las cosas que siempre digo y reivindico. En algunas zonas, más que un negocio, prestamos un servicio social. Hay zonas deficitarias, pero... ¿Qué haces? ¿Dejas a esa parte de la población sin transporte? Al final haces un poco a todo y muchas veces por compromiso con la Administración. Si haces una cosa, no dejas de servir la otra. Pero sí, insisto, hay zonas deficitarias y las llevamos manteniendo durante mucho tiempo.

En este mundo tan competitivo, ¿cómo es competir con el AVE?

Nuestro día a día no tiene mucha competencia con el AVE ni con otras opciones, porque las líneas regulares que prestamos ni tienen tren ni el espíritu de plataformas como Blablacar. Ahora bien, sí tenemos una línea a Ciudad Real donde sí nos afecta el AVE. Y, sinceramente, me parece una competencia desleal porque el billete algunas veces cuesta más barato que el de autobús. Realmente un billete no cuesta eso, lo que pasa es que está financiado con dinero público. Pero a excepción de este caso en concreto, el autobús llega donde no llega el AVE ni el tren ni nada.

Ahora se habla mucho de la poca presencia de la mujer en puestos de responsabilidad. Como gerente de una empresa tan grande, ¿alguna vez ha sufrido discriminación?

Hace poco participé en un congreso de transportistas en Aranjuez y una de las tertulias estaba dirigida precisamente a esto. Este es un sector de hombres, pero para nada; en ningún momento he sentido esa desigualdad. Al contrario, ni por parte de empleados, que casi siempre han sido hombres, aunque cada vez hay más conductoras, ni tampoco en proveedores, mecánicos, responsables de otras empresas... Al revés, a los empleados si les he notado algo es admiración hacia a mi. Pienso que una misma tiene que tener su estima. Yo vengo como uno más, a trabajar y ya está. Que me midan y me gane el respeto únicamente por mi trabajo.