May supera el primer asalto

SPC
-

Los conservadores ponen en jaque a la 'premier', que logra el apoyo de 200 diputados y 117 rechazos

May supera el primer asalto - Foto: Will Oliver

 

Theresa May superó ayer el primer escollo en el Parlamento al sobrevivir a una moción de censura presentada a primera hora de la mañana por sus propios compañeros del Partido Conservador, que puso en jaque el Gobierno tory por su descontento con el acuerdo del Brexit firmado por la primera ministra británica y los líderes de la Unión Europea.

La votación se saldó con 200 votos a favor de la mandataria y 117 en contra, un resultado suficiente para continuar al frente del Ejecutivo, ya que la dirigente necesitaba al menos 159 apoyos -la mitad más uno- para salvar este obstáculo.

La amenaza se cernía desde hacía tiempo, sobre todo desde el pasado lunes, cuando May decidió posponer la sesión en el Parlamento para aprobar o rechazar el Tratado de Salida consensuado con la UE, prevista para el martes.

Los conservadores del ala más dura, los denominados euroescépticos, no dudaron en reunir el mínimo de 48 cartas necesario para activar la moción de censura. 

Tras esta victoria, la premier no podrá ser sometida de nuevo a una cuestión en la Cámara por su propio partido en 12 meses, aunque sí podría afrontar una contra su Gobierno por parte de la oposición laborista.

La diputada conservadora Nicky Morgan afirmó que «la razón ha prevalecido», mientras que su compañero de bancada Jacob Rees-Mogg, uno de los líderes de la facción crítica, consideró que los 117 rechazos suponen un «resultado terrible» para ella.

Antes de someterse al voto de sus correligionarios, la señalada, que se negó en todo momento a dimitir, subrayó que no es por un motivo de aferrarse al cargo y, de hecho, anunció a sus colegas que no competirá por la reelección en los próximo comicios, previstos para 2022.

«Sus primeras palabras han sido ‘no voy a convocar elecciones anticipadas’», a lo que después ha añadido que no pretende liderarnos en las elecciones de 2022», relató el diputado Alec Shelbrooke. 

La ministra de Trabajo y Pensiones, Amber Rudd, lo confirmó y destacó que fue un momento «muy emotivo». «Ha dicho ‘en mi corazón quiero hacerlo pero reconozco que no voy a hacerlo’», relató.

George Freeman, otro de los presentes en dichas reuniones, celebró que la mandataria, finalmente, «ha escuchado» la voluntad del partido. «Una vez que haya conseguido un Brexit ordenado, se echará a un lado para la elección de un nuevo líder que encabece la reunificación y la renovación que necesitamos», aseguró. 

Esa es, precisamente, la intención de la premier. Culminar el mandato del referéndum de 2016 y, una vez sea efectivo el divorcio, abandonar el cargo.

Apenas unos minutos después de salir victoriosa del Parlamento,  reconoció sus dificultades ante el «número significativo» de compañeros que se posicionaron en su contra, pero insistió en que seguirá con el proceso de ruptura.

«Ahora tenemos que centrarnos en el trabajo de sacar adelante el Brexit para el pueblo británico y construir un futuro mejor para este país», afirmó en una breve rueda de prensa, en la que remarcó su intención de mejorar el tratado con sus socios de la Unión Europea con el fin de conciliar el descontento que existe entre la ciudadanía y sus propios parlamentarios.

Para ello, su primera parada será hoy en Bruselas, donde se citará con sus colegas comunitarios para intentar obtener garantías sobre la salvaguarda de Irlanda del Norte, un nuevo escollo ante el que se tendrá que enfrentar una May que ha demostrado, sin duda, ser una auténtica superviviente en todos los frentes que se le han presentado.

Eso sí, la amenaza continúa y la oposición acecha. Aunque el laborismo aún no se ha posicionado al respecto, no se descarta que una nueva moción de censura pueda presentarse en el Parlamento antes de que acabe el año. Otro obstáculo más para la conservadora.