Galones de Asobal (28-27)

Héctor Madrigal
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El Ciudad Encantada, arropado por los más de 1.700 aficionados que abarrotaron las gradas del Sargal, certifica la permanencia tras una exhibición de juego colectivo y raza competitiva • Renaud puso el broche de oro ante Cangas sobre la bocina

Los jugadores del Ciudad Encantada, que seguirán un año más en Asobal, celebran el triunfo ante Cangas. - Foto: Reyes Martínez

Las recompensas más codiciadas son aquellas que se conquistan a base de sudor, sufrimiento y agonía. Ahí se mueve como pez en el agua el Ciudad Encantada, verdugo de un combativo Cangas que vendió cara su piel. Un triunfo agónico, de galones, que nació del apoyo incondicional de su afición, sublime durante los 60 minutos de la batalla, y deja un premio mayúsculo: la continuidad del club en la Liga Asobal. 
 
Con la adrenalina por las nubes, los ‘guerreros’ de Lidio Jiménez firmaron el inicio soñado ante el aliento de su hinchada, que abarrotó El Sargal y se convirtió en el jugador número ocho en el duelo más trascendental de la temporada. ‘Tibu’ inició el camino a la gloria, aunque Simes firmó las tablas desde el extremo izquierdo. Puro espejismo, ya que Renaud, Frade y Vidal, con un latigazo que levantó al público de sus asientos, pusieron patas arriba el pabellón (4-1) y obligaron a Víctor García ‘Pillo’ a pedir tiempo muerto.
 
Los reflejos de Oliva, inmenso, y la intensidad defensiva congelaron las ideas en ataque de los gallegos, que recurrieron a la experiencia de Jesús Soliño para recortar diferencias (5-3) y mantenerse en pie ante el asedio incesante de su rival.
 
La casta de Vidal. Bajo la batuta de Vidal, pura raza competitiva, el Globalcaja marcó el ritmo y maniató por completo a los visitantes. La exclusión del argentino dio un respiro al Frigoríficos Morrazo (7-5), pero Marchán respondió de inmediato y puso las cosas en su sitio. A esa fiesta se sumaron Pérez-Ortiz, con una contra de manual que inició un espléndido Oliva (9-5), y Moya desde el punto de penalti (10-5). 
 
Ante el vendaval conquense, Cangas tuvo que echar mano de la veteranía de Muratovic para seguir con vida. El montenegrino, bien secundado por Amarelle, Casares y Eijo, apretó el marcador con un parcial de 1-5 que oscureció el horizonte ante las imprecisiones de los castellano-manchegos (11-10).
 
Lejos de venirse abajo, el Ciudad Encantada replicó con una fuerza descomunal. Sau, Pérez-Ortiz, Leo y ‘Tibu’ hicieron vibrar al público (15-11), poniendo el colofón a un primer acto (16-12) de matrícula de honor. Señales esperanzadoras.
 
A la vuelta de vestuarios, Muratovic volvió a marcar su territorio hasta que Renaud firmó su tercera diana desde los siete metros y aportó la tranquilidad necesaria (17-13) a su bloque. Sin descanso, la inspiración de Oliva, un muro, contuvo a los de Pontevedra en momentos de máxima tensión (18-16 y 19-17).
 
La exclusión de Pousada (minuto 40) liberó de obstáculos a los de Cuenca, con Pérez-Ortiz actuando como un puñal en el flanco izquierdo (20-17). La fortuna tampoco acompañó a los gallegos al perder a Rubén Soliño por lesión. Ahí apareció el hermano Jesús para incrementar la incertidumbre (20-18).
 
Agonía. En pleno intercambio de golpes, el descaro de Moya, la efectividad de Renaud en los penaltis y los paradones de Oliva hicieron carburar al conjunto de Lidio (22-19) en el ecuador del segundo periodo. Aún habría que sufrir ante la clase de Soliño y Rosales (22-21). 
 
La exigencia insufló más energía a Renaud, que se sacó de la chistera un obús imparable. Eso sí, Cangas, inagotable, siguió luchando como un coloso (23-23). Equilibrio pleno y 10 minutos de infarto por delante, aunque Granollers evitaba males mayores en Zamora (18-26). 
 
Vidal asumió la responsabilidad en un instante crítico (25-24) y, acto seguido, Oliva secó a Soliño en el punto de penalti. En la agonía, Pérez-Ortiz y Soliño entraron en escena y exhibieron su pegada (27-27). Emoción incesante. El sobreesfuerzo de los conquenses, ya salvados ante la derrota de Zamora (22-31), dio sus frutos. Renaud puso el broche de oro con un cañonazo que desató la euforia. Porque Cuenca es de Asobal y cuenta con un equipo mayúsculo de la cabeza a los pies.
 
Lidio:  «El equipo supo sufrir y merecía la salvación tras tanta tensión»
Emocionado y, a la vez, aliviado tras esquivar el descenso, Lidio Jiménez destacó el trabajo colectivo de un Ciudad Encantada que cerró el curso a lo grande: «Estoy muy feliz. El equipo supo sufrir tras dos meses duros y de tanta tensión. Lo pasamos muy mal con las lesiones, pero demostramos que merecíamos la salvación».
 
El entrenador agradeció el respaldo de los aficionados y aseguró que «con un Sargal así era imposible perder. Es una victoria que quiero dedicar a los jugadores y a la directiva por su gran esfuerzo».
 
Lidio destacó la fe de un conjunto que nunca tiró la toalla: «El grupo siempre ha creído en la salvación. Esta temporada vale por 10, aunque hay que aprender de los errores». 
 
Víctor García 'Pillo': «Competimos hasta el final, pero Cuenca es el justo ganador»
El preparador del Frigoríficos Morrazo, Víctor García ‘Pillo’, aplaudió la entrega de sus pupilos tras rozar el empate y morir en la orilla: «Hicimos una primera parte muy floja, pero luego estuvimos más entonados. La intensidad, los nervios y las imprecisiones marcaron el partido, tal y como se preveía».
 
Asimismo, el míster pontevedrés destacó la «honradez» de su bloque, que hizo sudar de lo lindo a los conquenses: «Somos un club súper humilde que lo ha dado todo pese a las lesiones. Al final, Cuenca demostró que nadie le ha regalado nada y que es justo vencedor. Merece seguir en la Liga Asobal».
 
Tras dejar atada la quinta plaza europea, ‘Pillo’ dejó en el aire su continuidad en el banquillo.
 
Ficha técnica:
 
Ciudad Encantada: Valles (3), Renaud (8, 4 de penalti), Vidal (4), Frade (2), Pérez-Ortiz (5) y Moya (3, 2 de penalti). También jugaron Samuel Ibáñez, Tolmos, Sau (2), Marchán (1) y Limonero.
 
Frigoríficos Morrazo: Mijuskovic, Simes (2), Amarelle (1), Jesús Soliño (10, 4 de penalti), Daniel Cerqueira (1), Adrián Rosales (5) y David García. También jugaron Salazar, Serafín Pousada (1), Rubén Soliño, Alberto Casares (2), Eloy Krook, Muratovic (4) y Fernando Eijo (1).
 
Árbitros
García Mosquera y Muro San José. Excluyeron al local Agustín Vidal, así como a los visitantes Serafín Pousada, Rubén Soliño, Fernando Eijo, Daniel Cerqueira y Adrián Rosales. 
 
Parciales cada cinco minutos
4-1; 6-3, 9-5; 10-6; 11-10; 16-12 (descanso); 18-14; 19-17; 22-19; 24-23; 25-25 y 28-27 (final).