Contra lo efímero

Leo Cortijo
-

Laura Egea

Nada es eterno en la vida. Absolutamente nada. Ni siquiera ésta en sí misma. Todo tiene un principio y un final. Como cualquier historia. Ya sea triste o alegre. Hoy más que nunca, la sociedad viaja en un tren fugaz, rápido e impulsivo. Una manera de ser y estar que ha creado una sociedad ligada a una idea: la cultura de lo efímero. Es la capacidad que tiene la gente de permanecer poco tiempo conforme con algo que es (casi) nuevo, para después buscar desesperadamente un sustituto que cubra esas expectativas.

Pero hay héroes sin capa ni antifaz que luchan contra ello. Artistas de la aguja y la tinta que encuentran en la piel su particular lienzo en blanco. Un lienzo que, a diferencia de cualquier otro elemento u objeto, siempre acompañará a su portador hasta el final del camino. No habrá nada ni nadie que los separe. Y ahí radica la inmensa grandeza de un arte de raíces milenarias, pero más presente que nunca.

Laura Egea es una de esas heroínas que combaten lo efímero a través de espectaculares creaciones. Desde niña tuvo muy claro cuál era su vocación. Su pasión por el dibujo y la pintura le llevó a estudiar Bellas Artes y, finalmente, a ser una de las tatuadoras realistas en color más destacadas de todo el panorama. No en vano, en su céntrico estudio en Cuenca, de nombre evocador –Musa Tattoo–, desembarca gente de media España. «Buscan trabajos muy específicos y una artista que se los pueda hacer como ellos quieren», comenta orgullosa.

A lo largo de algo más de cinco años de profesión ha hecho «cientos... ¡quizás miles!» de tatuajes, y de aquellos que son piezas grandes y llamativas se acuerda a la perfección. «Cuando es una obra personal, artística, con mucho diseño y horas de trabajo, la recuerdas para siempre». Y es que «es parte de ti». Laura es tajante. Tatuar es hacer arte. «Por supuesto». «Completamente». «Sin duda». La artista lo compara a pintar un cuadro, componer una canción o escribir un poema. No en vano, «en cada tatuaje pones parte de tu alma». Para ella, tatuar es una forma de meditación. «Sientes cierta calma y cierta angustia al mismo tiempo porque estás creando algo propio que sale de dentro, y encima sobre alguien que lo llevará para siempre». Arquea las cejas, se encoge de hombros y clava la mirada: «Es bastante difícil de explicar...».

Llegados a este punto, vamos un poco más allá. ¿Por qué se tatúa la gente? Aquí Laura es directa y no duda. «Es el regalo más especial que te puedes hacer a ti mismo... es algo super íntimo, que vas a llevar contigo toda la vida y que te representa como persona». Para muchos, el primero siempre supone una barrera difícil de cruzar, pero una vez se traspasa... «Muchos dicen uno y no más, pero el que se hace el primero, quiere un segundo, un tercero, un cuarto, un quinto... y, a poder ser, más grande y a color».

Es innegable que el tatuaje está de moda. Y eso Laura lo achaca a que es algo totalmente aceptado socialmente. «Futbolistas, cantantes, actores, presentadores... comienzan a tener tatuajes y eso cala». Además, ya no es como antes, cuando a muchos les frenaban las cuestiones sanitarias. Ahora está todo «muchísimo más controlado». Por eso mismo, esta artista anima a los que quieran hacerse un tatuaje a acudir a los verdaderos profesionales: «Si el mismo tatuaje en un sitio te cuesta 500 euros y en otro 100, enciende todas las alarmas».

Uno contempla sus creaciones y se maravilla de ese realismo tan realista de infinita riqueza cromática. No debe ser nada fácil. Parece increíble. Su vocación de pintora y dibujante le ayuda, y la lleva a la enésima potencia en la piel de sus clientes. Sombras, fondos, dimensiones. Técnica y método. Todo está milimétricamente calculado. Y todo en conjunto es una auténtica obra de arte. Sí, ya lo avisó ella: «Por supuesto». «Completamente». «Sin duda».