Este fin de semana se conocerán los finalistas de la última edición de la versión tradicional de la Copa Davis, la competición por equipos más importante que fue fundada en 1900, y que vivirá dos emocionantes duelos, Francia-España, en el estadio Pierre Mauroy de Lille, y Croacia-Estados Unidos, en Sportski centar Visnjik de Zadar.

En territorio galo, en un recinto con capacidad para 26.429 espectadores, con techo retráctil, España, sin un Rafa Nadal lesionado en el tendón rotuliano de su rodilla derecha durante el Abierto de Estados Unidos, intentará alcanzar la que sería su décima final en la Historia, de las que ha ganado cinco (2000, 2004, 2008, 2009 y 2011), y lo hará contra el actual defensor del título.

Aunque el de Manacor no estará en la formación nacional, su sombra planea sobre esta confrontación. Desde que el equipo de Yannick Noah derrotase a Italia, por 3-1 y a domicilio en cuartos, en Génova, todo el conjunto francés ha planificado la eliminatoria pensando en el ‘número uno’ del mundo.

Para derrotar al ganador de 17 Grand Slams han elegido la superficie que más daño podría hacer a la estrella rival, rápida y de bote muy bajo; y una bola, la Tecnifibre X-One, pesada y dura, más acorde para el golpe plano que para el ‘liftado’ de sus adversarios. Una ‘encerrona’ que recuerda a la final de Mar del Plata de 2008 en el Estadio Islas Malvinas, donde los argentinos prepararon todo para perjudicar el juego de Nadal, quien no pudo acudir a la cita. España acabó llevándose el título, por 3-1.

La baja del manacorí ha trastocado todo y Francia se relame pensando que sin él, la victoria es más factible. Se olvidan, sin embargo, que el equipo galo también tiene bajas importantes, como las de Jo-Wilfried Tsonga, tocado en el menisco izquierdo y que no ha jugado desde el 10 de febrero pasado, Gael Monfils, que se lesionó en  el US Open, y la del gran doblista Pierre-Hugues Herbert, con molestias en un muslo.