La Semana de Libros en Otoño se despide en verso

IPNVOA
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Dos títulos de poesía 'Cuatro Esquinas' y ' Viacrucis' ponen el broche de oro a una nueva edición de un evento que impulsa la diputación para promocionar autores de la provincia

La Semana de Libros en Otoño se despide en verso - Foto: Nestor De La Vega Robayna Reyes Martínez

La Semana de Libros en Otoño se despidió ayer de Cuenca tras una frenética actividad y con la presentación de una decena de libros. Después de una semana en la que la literatura ha sido el protagonista, cinco autores ligados a la provincia cerraron el ciclo con la gran amante incomprendida de las artes como protagonista: la poesía. Dos actos, uno en horario de mañana y otro en horario de tarde, que aglutinaron a un público de lo más diverso, bajaron el telón.
A medio día era el turno de cuatro conquenses. Eugenio Escamilla, Antonio Lázaro, Francisco Javier Page y Enrique Trogal presentaron el libro-poemario Cuatro Esquinas. La colección poética es la segunda parte de un trabajo que los cuatro creadores ya sacaron a la luz en 1978 bajo el nombre Cuatro Poetas. El título de esta nueva publicación es más que adecuado, ya que cada uno vive en un parte del globo. En el poemario se reúnen los que en su tiempo fueron amigos y compañeros de un grupo literario fuerte que se creó durante los sesenta, algo que Francisco Javier Page describe como «una generación escondida».  
Ahora que su vida laboral deambula entre administraciones y claustros de profesores, tres de los integrantes del grupo presentaron el libro en compañía de Marta Segarra, directora del Servicio de Publicaciones, y Francisco Domench, diputado de Cultura. Aunque los cuatro autores tenga estilos completamente diferentes a ambos les une la ciudad que les vio nacer. Poemas de viajes, rimas con un tono más oriental, reflexiones postmodernas... La confluencia de estilos se juntó ayer en el salón de plenos de la Diputación Provincial. 
El acto rindió un sentido homenaje a Carlos de la Rica. Los autores recordaron al gran olvidado de la literatura conquense, que aún siendo asturiano vivió gran parte de su vida en Cuenca y murió allí. «Tenemos una asignatura pendiente que es crear una fundación y que sus tomos y colecciones que ahora están en la biblioteca del Seminario salgan a la luz», alegaban recordando el flaco favor que hace al mundo literario el letargo que «acaba en olvido».
Uno de estos cuatro poetas, Page, confiesa que paró su producción para dedicarse a la enseñanza porque, según él mismo confiesa, «perdí la necesidad de escribir». Ahora, la insistencia de Enrique ha hecho a los cuatro conformar un trabajo poético que a todos emocionó durante su proceso de elaboración. Al final, les volvió a picar el gusanillo y como el mismo Page aclara «una vez que has probado a publicar y no lo puedes dejar, es como montar en bici».