Cuando la lápida es virtual

SPC
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La vida en las redes sociales puede continuar incluso tras la muerte y ya es posible recordar a los que no están en cementerios digitales

Las redes sociales se han convertido en una extensión más de la vida. Y también, de la muerte, hasta el punto de que incluso el fallecido no puede descansar en paz porque sus familiares actualizan sus estados en busca de la existencia eterna.

En el difunto siglo XX, la muerte se afrontaba con duelos plañidos en velatorios caseros, pero en esta era, marcada por las aplicaciones para móviles y la vida transmitida en directo, hasta lo de morirse puede costar una eternidad.

«El avance de las redes sociales ha generado nuevas necesidades difíciles de gestionar, especialmente en un país como España con una Ley digital tan retrasada», explica el experto en marketing, comunicación y redes, Rayko Lorenzo.

En el camino hacia el descanso eterno, cada plataforma tiene una política de luto. «Facebook permite compartir el perfil con un familiar, que puede convertirlo en una página memorial, pero también cerrarlo», apunta Lorenzo.