Vidas de cine

Manuel Pérez
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Cuatro jóvenes actores conquenses intentan abrirse camino en el difícil mundo de la interpretación.

Sheila Ponce - Foto: La Tribuna

Son jóvenes y guapos y están dispuestos a comerse el mundo. No buscan la fama, pero sí el reconocimiento del público y, cuanto menos, poder vivir de su trabajo. Son los actores conquenses que luchan día a día por abrirse camino en una profesión, la del cine, donde tanto o más que la formación pesan los contactos y la suerte: estar en el lugar apropiado, en el momento oportuno.

Sheila Ponce, Óskar Salcedo, Irene Anula y Mairén Muñoz forman parte de esa generación de actores que ronda la treintena y que espera la gran oportunidad, ésa que le sirva para introducirse en ese privilegiado elenco de profesionales para los que siempre hay un hueco. Mientras llega el momento, sus quehaceres diarios se reparten entre los cursos de formación, la búsqueda de castings en internet y las llamadas a sus contactos. Cultivar la vida social en esta profesión también es importante, «pues nadie viene a buscarte a casa». Acudir a fiestas y eventos en los que se mueven cineastas, productores o cazatalentos es vital para poder acceder a un trabajo: una película, una obra de teatro, una serie … cualquier cosa temporal que sirva para hacer currículum, conocer a nueva gente y prender la chispa a partir de la cual se genere otra oportunidad.

Irene AnulaIrene Anula - Foto: La Tribuna Casos como el de Jesús Castro -protagonista de El Niño-, que ha dado el salto a la gran pantalla de la nada, les animan a seguir soñando. Pero mientras que parte de su consciente se deja llevar por un mundo onírico, la otra trabaja día a día por hacerlo realidad. El reconocimiento cuesta y ellos están dispuesto a pagar ese alto precio por alcanzar sus metas. 

 

Sheila Ponce: «Hay buena escuela  pero no trabajo»

La musa del director conquense Juanra Fernández, la actriz Sheila Ponce, es una joven promesa de la interpretación que intenta abrirse camino en el mundo del cine y el teatro haciendo valer su talento y mejorando día a día su formación.

Se ha instruido en la Escuela de Artes Escénicas de Alicante y actualmente se forma en la Escuela de Artes Escénicas de Cuenca bajo la supervisión de Pedro Martínez y Patricia González. Con ellos profundiza en el método Stanislavski para llegar a la esencia de los personajes.

Óskar SalcedoÓskar Salcedo - Foto: BEA SANCHO Con tan sólo 33 años, ya ha realizado un largometraje -Para Elisa- y se dispone a hacer el segundo, titulado De púrpura y escarlata, con el que compartirá reparto con actores de la talla de Eduardo Noriega o Fernando Tejero, entre otros. En su incipiente carrera como actriz, Ponce también ha realizado teatro, con obras como Casa de muñecas.

Afirma que dedicarse a la interpretación en Cuenca es muy complicado, porque no existen ofertas. Esto la obliga a estar constantemente desplazándose a ciudades como Madrid, donde sí existen, lo que por otro lado la condena a vivir la parte más dura de su profesión: los desplazamientos y el tener que compaginar los casting con su faceta como madre. Considera que la maternidad es un handicap en la interpretación y que muchas actrices se ven obligadas a tener que dejarlo temporalmente para criar a sus hijos.

En su caso, se considera una afortunada porque de una u otra manera han ido surgiendo oportunidades. No obstante, no duda en reconocer que a ello ha contribuido tanto su representante como su marido, el director conquense Juanra Fernández.

Mairén MuñozMairén Muñoz - Foto: La Tribuna Ponce destaca la importancia de la formación en su profesión. Y en este sentido, pone en valor los estudios que se imparten en la capital. «Sin desmerecer otros sitios en los que he estudiado, puedo decir que la Escuela de Cuenca no tiene nada que envidiar», asevera la actriz lamentando que muchas veces no se sepa valorar lo que se tiene cerca.

 

Irene Anula: «Lo más complicado es que te den la primera oportunidad»

Irene Anula lo tuvo claro desde el principio. Si quería llegar a algo en el mundo de la interpretación, tenía que hacerlo fuera de Cuenca. «Aquí las oportunidades apenas existen», sentencia.

Es por eso por lo que se marchó a Madrid a prepararse en la escuela de Cristina Rota y donde no ha dejado de formarse a través de seminarios y, últimamente, con los cursos de reciclaje del maestro argentino Fernando Piernas.

Sheila PonceSheila Ponce - Foto: La Tribuna Su día a día transcurre entre ensayos, casting y cursos de formación porque asegura que en el mundo de la interpretación «o te mueve o te mueves si quieres vivir de ello».

Cree que lo más complicado es que te den la primera oportunidad para demostrar lo que sabes hacer. A partir de ahí, aunque el camino es duro y el éxito depende de lo que hagas por ti mismo, los trabajos van llegado. «En mi caso, cuando no me surge un capítulo, estoy rodando un corto o metida en funciones de microteatro», explica la joven actriz haciendo ver que su profesión no tiene nada que ver con un trabajo de oficina de ocho a tres ni con la estabilidad de un puesto de funcionario.

Bajo su forma de ver, sólo el 30% de su oficio depende de su valía. El 70% restante cree que es suerte, «estar en el momento adecuado en el momento justo». Como ejemplo pone al actor Jesús Castro, protagonista de El Niño, que los responsables del casting de la película sacaron de un gimnasio; o el de Dani Rovira, que ha hecho infinidad de trabajos antes de dar el gran salto gracias a Ocho apellidos vascos. «En esta profesión hoy estas en lo más bajo y mañana en lo más alto. Un golpe de suerte te puede cambiar la vida y hacer que te lluevan las ofertas», asevera.  

Irene AnulaIrene Anula - Foto: La Tribuna Anula espera paciente su gran oportunidad. En cualquier caso, su nombre empieza a oírse gracias a la participación en la serie Amar en tiempos revueltos; el corto Cómo conocí a tu padre, que logró más de treinta premios incluida una mención en Sundance; o la obra de teatro Los miércoles no existen, que ha estado durante un año y medio en cartel en el Teatro Lara de Madrid.

Óskar Salcedo: «Existen pocas opciones y las que hay se dan a dedo»

Óskar Salcedo es una de las caras más conocidas dentro del mundo de la interpretación en la capital conquense, principalmente por su participación en numerosos anuncios de televisión (Fanta, Mahou, Multiópticas, Jazztel, Marca, …) y por su presencia como actor capitular en series como Los Serrano, Aquí no hay quien viva, Yo soy Bea, Lalola o Aída, entre otras.

Se ha formado en la escuelas de interpretación de Cristina Rota y de Eduardo Recabarren en Madrid y gran parte de su fama en este mundo se la debe a la publicidad, que rápidamente le abrió las puertas.

Salcedo dice que no a pocas cosas, y eso ha hecho que en su currículum figuren, además de los trabajos mencionados, la participación como actor en películas como La máquina de bailar, Las 13 rosas, Sexy Killer, entre otras; y obras de teatro como Calígula, en las jornadas romanas de Valeria, o La katarsis del tomatazo.

Afirma que actualmente el panorama es muy desolador porque no hay producciones nacionales y porque la mayoría de los casting se dan a dedo, «ni siquiera se hacen pruebas para optar a un personaje», asevera. Por otro lado, incide en que la remuneración está por debajo de lo que establece decreto del actor.

Óskar SalcedoÓskar Salcedo - Foto: La Tribuna En su caso, señala que no le es posible vivir exclusivamente de la interpretación -en un año sólo ha realizado dos casting para ficción-, por lo que intercala estos trabajos con la producción de cortos, la realización de anuncios, la creación de discos -acaba de sacar su segundo trabajo Truco o trato-, y sesiones de DJ. «Lo que gano en un sitio,  lo invierto en otro y así logro sobrevivir», señala insistiendo en que hay que ser autosuficiente.

Por otro lado, Salcedo considera de vital importancia tener un buen representante, y que tanto éste como el propio actor tengan contactos y se sepan mover. «La competencia es feroz y si no tienes iniciativas, te puedes morir en tu casa esperando a que te llamen».

Cree también muy importante la formación en idiomas -en su caso ha estado tres meses en Los Ángeles y tres meses en Londres para perfeccionar el inglés-, y salir «no solo de Cuenca sino de España».

Mairén MuñozMairén Muñoz - Foto: La Tribuna Mairén Muñoz: «Es muy importante tener contactos»

Mairén Muñoz nunca se había planteado firmemente dedicarse a la interpretación. En su caso, se puede decir que, prácticamente, se vio delante de una cámara por casualidad. Según explica, se encontraba estudiando Pedagogía en la Universidad Complutense de Madrid cuando empezó a hacer sus pinitos en el mundo de la publicidad y la moda. A partir de ahí, le llegó la primera oportunidad en el mundo de la interpretación para participar en la serie de Los Serrano con un papel que se limitaba a una sola frase. Sus textos fueron ganado peso a medida que participaba en otras series como Amar en tiempos revueltos, Gran Hotel o La que se avecina.

La sucesión de trabajos la llevó a plantearse de una forma seria la profesión, y a formarse concienzudamente durante cuatro años en la escuela de interpretación de Pape Pérez. A esta formación le seguirían clases de canto, movimiento o voz, y cursos de reciclaje realizados con el fin de ampliar su registro escénico.

El salto a la gran pantalla lo dio con La sangre de Wendy, un largometraje que se ha estrenado recientemente; y se dispone a rodar su segunda película, Chicas paranoicas, a partir del mes de noviembre. Previamente, ha participado en cortos como Clímax, Esquizofrenia y M.M.

Muñoz combina el cine y la televisión con el teatro. De hecho, actualmente se encuentra de gira con la obra La viuda astuta, que se pudo ver recientemente en Cuenca con motivo de la programación cultural de San Julián.

La joven actriz conquense se considera afortunada porque «el camino ha venido más o menos rodado». No obstante, reconoce que lo más difícil de la profesión es encontrar oportunidades que permitan demostrar la valía de cada uno y hacer frente a una gran competencia, tanto por el número de actores como por la calidad de los mismos. Cree que tener un representante ayuda a abrirse puertas, aunque en su caso no lo tiene y es ella la que, a través de sus contactos y la búsqueda constante de casting en internet, intenta hacerse hueco en un mundo de ficción.