Alta velocidad en la puerta de casa

Javier D. Bazaga
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Renfe ha cumplido seis años acercando la alta velocidad a Cuenca, con la que más de millón y medio de viajeros se han desplazado por esta línea para visitar la ciudad de las Casas Colgadas

Nadie duda hoy que la conexión de las principales ciudades del país por medio de la alta velocidad no solo se ha convertido en un elemento de vertebración del territorio y sus habitantes, sino una herramienta de impulso y de dinamización de la economía, la cultura y la sociedad en su conjunto.

Así ha sido desde que los primeros trenes empezaran a rodar por encima de los 250 kilómetros a la hora allá por el año 1992, coincidiendo con la celebración de la Exposición Universal de Sevilla '92.

Aquel proyecto pasó de conectar el centro de la península con el sur -que se hacía en más de cinco horas-, en apenas dos horas y media de trayecto. Todo un hito en la historia del transporte comercial en nuestro país. Pero además, con aquellas vías se daba respuesta a una demanda de movilidad que existía en un punto intermedio de esas dos capitales. Un vacío logístico que logró situarse en el mapa, y nada menos que a 55 minutos de Madrid.

Hablamos de Ciudad Real y Puertollano, ciudades manchegas que en un primer momento temían la posibilidad de que esos modernos y veloces trenes pasaran por delante de sus narices sin hacer parada. No fue así, y 32 millones de viajeros han subido a esos relucientes vagones en este cuarto de siglo de vida de la alta velocidad.

El paso del AVE por Castilla-La Mancha ha supuesto un revulsivo en cada una de las paradas que ha realizado a lo largo y ancho de su geografía, como ocurrió cuando también se conectó Madrid con Levante. Primero con destino en Valencia, en el año 2010, y cuyas paradas intermedias se situaron en Cuenca, Albacete y Requena, linea que utilizan hoy casi cuatro millones de usuarios -datos de 2016-; y también con destino Alicante, linea que se completó en julio de 2013, con paradas intermedias también en Cuenca, Albacete y Villena, dejando una cifra de más de 7,5 millones de personas las que se han subido a esos trenes en los primeros cuatro años de funcionamiento, más de dos millones solo durante el último año.

Destino Casas Colgadas

Desde su inauguración, el 19 de diciembre de 2010, más de un millón y medio de usuarios han viajado en los trenes de alta velocidad (AVE y Alvia) con origen y destino Cuenca durante los seis primeros años de funcionamiento del servicio.

Solo el año pasado el número de viajeros superó los 300.000 dejando un incremento del 5 por ciento con respecto al año 2015, y es que la demanda de este servicio ha ido en aumento de forma constante año tras año.

Según los datos recogidos por la compañía, se han registrado picos de hasta 900 viajeros en determinados días durante el año pasado, siendo los viernes los días de mayor demanda, lo que a su entender pone de manifiesto la conjunción de los tráficos por motivos profesional y ocio vacacional. El trayecto entre Madrid y Cuenca, punto a punto, ha sido el más demandado con más del 60 por ciento de los viajeros.

Tanto es así que hoy Renfe ofrece 22 servicios diarios de alta velocidad (11 por sentido) con parada en Cuenca que conectan la ciudad de las Casas Colgadas con Madrid, Valencia, Alicante, Albacete, Requena y Villena.


Otros tiempos

El factor clave en la transformación del sistema de transporte peninsular por medio del ferrocarril ha sido el incremento de la velocidad comercial media que permite este sistema de alta velocidad.

En 1986, la distancia entre Madrid y Valencia se hacía a una velocidad media de 108 kilómetros a la hora, que es lo que permitía el Talgo en aquel momento. En 2016, la velocidad media se elevó a los 231 km/h gracias al AVE, más del doble.

El tramo de Madrid – Sevilla pasó de los 96 km/h a los 201 del año pasado, con puntas cercanas a los 300 km/h, que han permitido que Ciudad Real y Madrid queden separadas apenas por 55 minutos escasos.

Lo mismo ocurre con el resto de la red regional: entre Valencia y Cuenca se circulaba en el '86 a 74 km/h, y ahora se hace a 228 km/h de media. Entre Alicante y Albacete, el Talgo en 1986 corría por las vías a 91 km/h, y hoy el AVE lo hace a 198 km/h. No cabe duda de que eran otros tiempos.