Tres décadas de servicio a la naturaleza y de lucha contra los delitos medioambientales. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil cumple 30 años en los que ha pasado de 600 a 1.800 agentes y ha evolucionando desde la labor de vigilancia de su primera etapa hacia la investigación más cualificada, en consonancia con la cada vez mayor concienciación ciudadana.
Este grupo especial fue creado en 1988 cuando la Benemérita vio necesario poner en marcha una especialidad policial que ampliase las patrullas rurales motorizadas instauradas seis años atrás. Las labores ya existentes de prevención y vigilancia se complementaron entonces con equipos de investigación.
Con esa base autodidacta, en 1989 empiezan a trabajar los grupos de investigación, cuyas pesquisas se apoyaban en un solo artículo del Código Penal, que todavía no estaba preparado para estos delitos, hasta que su reforma de 1995 dedicó a las infracciones ecológicas todo un título.
Bajo el paraguas de la norma penal, el Seprona ha ido cualificándose en un aprendizaje a base de «ensayo-error, ensayo-error», como indica el capitán José Manuel Vivas, jefe de la Unidad Central Operativa del Seprona, hasta convertirse en un referente internacional. De hecho, ha formado a unidades policiales similares de Portugal, Ecuador, Turquía o Panamá.
Además, España fue el primer país en contar con una unidad específica de investigación ambiental, un modelo por el que se han interesado Argentina, Eslovaquia, Francia, Chile o Argelia, que han querido conocer de primera mano el trabajo del Seprona.