El tercer sábado de protestas en Francia contra el alza de impuestos al carburante y el encarecimiento del coste de vida convirtió ayer París en el escenario de una inédita revuelta con barricadas, incendios y destrozos públicos en el centro de la capital francesa.
Pese a que las cifras del Gobierno apuntan a una participación menor que en las concentraciones del 17 y el 24 de noviembre, la magnitud de los altercados y el número de detenidos (224 en París a media tarde) evidenciaron la radicalización del movimiento. Unos 75.000 manifestantes ayer, según el Ministerio del Interior, frente a los 282.000 del 24 de noviembre y los 106.000 del primer sábado de protestas.
Sin embargo, el número de detenidos superó con creces el de toda la jornada del sábado anterior (103), y más de 80 personas resultaron heridas, entre ellas 14 policías.