Condenado a sufrir por sus errores, irregularidad y desacierto. Ese parece el destino del Ciudad Encantada tras tropezar en casa ante un Puerto Sagunto mucho más serio, sobre todo en defensa, que rentabilizó el nefasto inicio de segundo acto de su oponente para asaltar El Sargal y dar un paso de gigante a la permanencia. Todo lo contrario que un Globalcaja que tuvo que encomendarse a la heroica y a la casta del ‘Colo’, autor de 11 goles, para morir en la orilla.

 

El balonmano volvió por todo lo alto a Cuenca después de casi dos meses de receso. Y es que la puesta en escena, repleta de intensidad, resultó electrizante ante el suculento botín que había en juego. Dos puntos de oro para reivindicarse, marcar territorio y armarse de moral. De ahí que el equilibrio de fuerzas imperara en un primer acto apasionante.

 

Vainstein, ausente en la ida por problemas en el transfer, salió enchufado y mostró el camino a seguir, aunque Bernatonis replicó al instante y Bruixola, uno de los viejos conocidos, tomó la palabra para dejar con la miel en los labios al extremo argentino desde la línea de siete metros. No obstante, Sergio López volvió a poner las cosas en su sitio al contraataque (2-1).

 

Sin concesiones, los locales encajaron un parcial de 1-3 después de que Ángel Fernández y Corzo demostraran la ambición de los porteños. La alegría le duró muy poco a los levantinos porque Sergio López tiró de clase para poner las tablas (5-5). Antes, Bruixola tomaba más protagonismo y amargaba al ‘Colo’ en un contragolpe.

 

Con el paso de los minutos, el Globalcaja comenzó a carburar de la mano de Valles y abrió la primera brecha seria en el marcador (8-6) tras la irrupción de Thiago Alves. El brasileño ahondó en la herida del rival (9-6, minuto 17). Lejos de tirar la toalla, los rojiblancos nivelaron la balanza en un suspiro con Sladic, sobresaliente, a los mandos (9-9).

 

Ese pulso tan interminable hizo más fuerte y sólido al Ciudad Encantada (11-9). Pero el orgullo de los hombres de Milos neutralizó la escapada (11-11). En ese toma y daca, el serbio Sladic martilleó una y otra vez la defensa 6-0 del conjunto de Lidio y permitió que su bloque se marchara con ventaja al descanso (14-15) tras un gol sobre la bocina de Dukic.

 

A la vuelta de vestuarios, Bruixola y Sladic, imparable, asumieron el timón porteño a pesar de jugar en inferioridad durante los primeros instantes (14-16). Las pérdidas de balón y los errores castigaron a los castellano-manchegos, agarrados a la inspiración de un enérgico ‘Samu’ Ibáñez.

 

La sequía goleadora de los locales se prolongó con la décima parada de Bruixola, que detuvo su segundo penalti a Thiago Alves. Acto seguido, Corzo puso el partido cuesta arriba al transformar una pena máxima (14-17). Ante la adversidad, Lidio paró el encuentro y aleccionó a sus guerreros. Sin embargo, el lateral cubano y Berrios ahondaron más en la herida (14-19, minuto 40).

 

Negados. Zejak acabó con la maldición en ataque después de 10 minutos eternos que envalentonaron al cuadro levantino (15-20), acomodado en su férrea e inexpugnable defensa 6-0. Con el viento en contra, Valles acudió al rescate desde los siete metros. Un mero espejismo porque Bruixola y Toni Alegre formaron una combinación perfecta al contraataque (16-21). 

 

El desacierto de Tolmos, sin confianza, y las paradas de Bruixola obligaron a una reacción heroica. Para colmo, Alegre rentabilizó los errores no forzados del Globalcaja gracias a su velocidad (16-22). Mientras tanto, Tolmos ejemplificó la frustración de su grupo, sin el lesionado Rafa López, con otro contragolpe al limbo. Un regalo que aprovechó Corzo (17-23).

 

La bravura del ‘Colo’, con tres goles seguidos de penalti y un contragolpe de vértigo, hicieron creer en la machada (21-23) a seis minutos de la conclusión tras las exclusiones de Sladic y Pozzer. El gladiador de Buenos Aires, bien secundado por un batallador ‘Samu’, aumentó la incertidumbre (22-23) y despejó el horizonte.

 

Con El Sargal desatado, Corzo dio aire a los porteños después de ocho minutos de sequía (22-24). Vainstein respondió con un tanto soberbio, aunque el cubano tampoco bajó el listón (23-25). Los conquenses perdonaron el empate al contragolpe y la gesta se fue al limbo. Nadar para morir en la orilla.