Hay quien interpreta que el Gobierno central ya dio alguna pista sobre la hoja de ruta que pretender llevar a cabo en Cataluña tras la escalada de tensión independentista en las cartas que remitió el pasado lunes a la Generalitat, en las que amenazaba al Gabinete de Quim Torra de la posibilidad de ordenar la «intervención» de las Fuerzas de Seguridad del Estado «en términos de proporcionalidad y necesidad» si los Mossos siguen sin ejercer su función de «garantizar el orden público» en Cataluña. Y es que más allá volver a activar el artículo 155 de la Constitución, como reclaman PP y Ciudadanos, el Gobierno tiene a su disposición varios mecanismos para intentar poner coto a la deriva secesionista. 

Por ejemplo, la Ley de Seguridad Nacional. Una normativa que permitiría a Pedro Sánchez disponer de una serie de medidas sin tener que pasar por las Cortes, escenario que no puede sortear si activa de nuevo el 155 o recurre a declarar el estado de sitio o de excepción. En este caso, basta con un decreto para aplicar esa ley para proteger la libertad, los derechos y el bienestar de los ciudadanos, y garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales. Así, el Gobierno debería definir el ámbito geográfico del territorio afectado, la vigencia del precepto, y las competencia que pasarían a estar bajo su mando. Ese último aspecto podría afectar a los Mossos, que quedarían bajo las órdenes de Moncloa. Aunque no necesita autorización, esta ley sí obliga a que el Ejecutivo informe inmediatamente al Congreso de las medidas adoptadas y de la evolución de la situación.

Otro escenario sería establecer el estado de sitio o de excepción, recogidos en la Constitución y regulados en una ley orgánica posterior. Ambos necesitan la luz verde de la Cámara Baja por mayoría absoluta, con lo que el PSOE necesitaría el respaldo, al menos, de PP y Ciudadanos. También podría recurrir al estado de alarma, que ya activó en su día el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero para afrontar el conflicto de los controladores aéreos. En este supuesto, el Hemiciclo se pronunciaría a posteriori y solo en caso de que se necesite prorrogar su aplicación.