Carmen Posadas: «Un buen escritor tiene que tener curiosidad y ser un gran lector»

Manuel Pérez
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La escritora Carmen Posadas regresa hoy a Cuenca para participar en el acto de apertura del curso académico de la UNED, que tendrá lugar a partir de las siete de la tarde en el salón de actos de Banco CCM.

Carmen Posadas: «Un buen escritor tiene que tener curiosidad y ser un gran lector» - Foto: carmenposadas.net

 
La escritora Carmen Posadas regresa hoy a Cuenca para participar en el acto de apertura del curso académico de la UNED, que tendrá lugar a partir de las siete de la tarde en el salón de actos de Banco CCM. Cercana y agradable, como se muestra siempre con los medios, atendía ayer por teléfono a La Tribuna de Cuenca desde Cartagena, donde acudía a recibir el premio anual de novela histórica que otorga esta ciudad.
Escucharla hablar siempre es un placer. ¿Con qué nos sorprenderá en esta ocasión?
Hablaré a los estudiantes sobre cómo se escribe un libro, y los siete pecados que, a mi juicio, debe cometer un buen escritor. Entre estos siete pecados yo destacaría el de robar, es decir, leer mucho a otros autores para aprender lo que  resulta de interés;el plagio creativo, ya que hasta los grandes se basaron en autores anteriores -el propio Shakespeare copió a los clásicos y actualmente seguimos reinterpretando obras como La Cenicienta o El conde de Montecristo-; y, por último, la ambición, ya que un escritor debe ser muy ambicioso para ser bueno.   
En Cuenca hay muchos jóvenes escritores. ¿Qué recomendación le da una persona con su trayectoria?
Un escritor debe tener dos cualidades fundamentales: ser un gran lector y tener una gran curiosidad.
Cuenca fue motivo de inspiración para muchos pintores abstractos. ¿Es para los escritores también una ciudad evocadora?
Sí, el hecho de que tantos pintores hayan elegido Cuenca no es casual. Obviamente, se dieron cuenta de que es un sitio muy evocador. No se si por la luz, por su gente, por la historia  o por la confluencia de muchos aspectos que resultan interesantes para cualquier creador. 
María Dueñas, Luz Gabas o más recientemente Dolores Redondo son autoras que han dado el salto al gran público siguiendo el mismo patrón. Han alcanzado el éxito desde el anonimato, con una obra con un gran componente de culebrón y que rápidamente se ha llevado al cine ¿Es una estrategia de marketing editorial o una casualidad?
Si se trata de una estrategia de marketing creo que es una estrategia positiva porque es muy difícil para un escritor abrirse camino y salir de la pescadilla que se muerde la cola que supone el: no me publican, no me conocen, no me conocen, no me publican. El hecho de que hayan surgido estas narradoras y hayan tenido un éxito editorial importante abre la puerta a que las editoriales se interesen por nuevos talentos.
En su caso también han llevado alguna obra al cine ¿Ha quedado satisfecha con el resultado o es de esos autores que se han mostrado críticos?
He tenido poca suerte con el cine. Para empezar, he vendido dos veces los derechos de la novela con la que gané en Premio Planeta en 1998, Pequeñas infamias, y nunca se ha rodado la película -afortunadamente sí cobré en las dos ocasiones-. Por otro lado, la Xunta de Galicia llevó al cine La bella Otelo que, aunque cosechó un gran éxito en la comunidad gallega y en Latinoamérica, en España nunca ha tenido mucha difusión. Antena 3 compró los derechos y la puso a las dos de la madrugada. Por último, como guionista tampoco he tenido suerte. Tuve que hacer el guión del remake de una película de Edgar Neville en la que participaban Antonio Banderas, Imanol Arias y Ángela Molina, pero lo modificaron otro guionista, el productor y el director, de forma que cuando se rodó la película lo único que quedaba de mi trabajo era una escena en la que Banderas tocaba el piano. [Risas].
En su haber tiene muchos e importantes premios literarios, ¿ayudan a poder seguir publicando o suscitando el interés de las editoriales por su obra?
Los premios, además de hacerte mucha ilusión, constituyen un trampolín. Si antes del [Premio] Planeta me traducían a dos o tres idiomas, ahora lo hacen a 23. Hoy [por ayer] estoy en Cartagena porque me han dado el premio de novela histórica de este año, y me hace mucha ilusión. Que sigan llegando.
Comenzó su carrera literaria escribiendo literatura infantil y juvenil, ¿piensa retomar este género?
La verdad es que cada cuatro o cinco años saco un libro para el público infantil. El último fue una biografía de Antonio Machado. Creo que es importante ir formando a los nuevos lectores y, en mi caso, me resulta muy gratificante escribir para niños. El público adulto se mueve por modas, caprichos o el boca a boca, pero los niños constituyen un público más exigente que si no le gusta lo que leen abandonan la lectura. 
¿Cómo ha afectado la crisis a la industria del libro y a los escritores?
Ha repercutido negativamente porque ahora los escritores nos hemos convertido en juglares. Se edita menos, se piratea más y tenemos que hacer esfuerzos que antes no hacíamos. Antes, escribíamos un libro, dábamos dos entrevistas en televisión y ya estaba todo hecho. Ahora, hay que dar conferencias, hacer entrevistas y firmar libros, lo que, por otro lado, resulta muy gratificante porque te permite tener contacto con el lector. Por otro lado, en relación a internet, aunque te estropea el negocio, también supone una puerta abierta a nuevos autores que antes no tenían la oportunidad de darse a conocer. 
¿En qué libro trabaja ahora?
Me encuentro en estado de shock después de haber tenido que tirar a la basura la obra en la que llevaba trabajando seis meses. Reconozco que ya me había dado cuenta de que me estaba costando mucho trabajo nada más empezar; y después de darla a leer a dos o tres personas de mi confianza, detecté que había un problema de base al estar escribiendo la biografía de una mujer que era discípula de Sigmund Freud, cuando yo no tengo muy buena opinión de él porque tiene una forma de pensar radicalmente opuesta a la mía. Decidí descartar el trabajo porque soy implacable con migo misma, ya que el mercado también lo es. 
Recomiende un libro al lector.
Recomiendo tanto el ganador como el finalista del Premio Planeta de este año. Creo que tanto la obra de Jorge Zepeda, Milena y el fémur más bello del mundo, como la de la periodista Pilar Eyre, Mi color favorito es verte, van a gustar mucho.