Hombres vestido con kilt, gaitas, antiguos castillos, playas salvajes, profundos lochs, destilerías de whisky, bosques frondosos, ciudades bulliciosas y prados de increíble color verde. Estas son las características de Escocia, una tierra llena de leyendas y paisajes de ensueño.

Doy comienzo a una aventura de cuatro días en un paraje único. Salpicado de ruinas, lagos y montañas, el país es posiblemente uno de los destinos más vírgenes y naturales de Gran Bretaña. Su tierra ha inspirado muchas historias, algunas reales, como la lucha por la libertad de William Wallace. Otras, basadas en la imaginación de aquellos que dieron más de un trago al agua de la vida, como llaman allí al whisky. Algunas las encuentro en las calles de Edimburgo, la que inspiró a grandes escritores como Walter Scott o James Matthew Barrie. En esta ciudad arrancó esta travesía.

El primer secreto a contemplar es su majestuoso Castillo, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. En su interior descubro la mágica Capilla de Santa Margarita, las Joyas de la Corona, el Memorial Nacional de la Guerra de Escocia o sus sótanos, donde eran llevados los prisioneros (entrada 15 euros).