No hay dinero y no lo habrá la semana próxima tampoco. Así de categórico se mostró ayer el ministro del Interior de Grecia, Nikos Voutsis, que hizo saber que el país se ha quedado sin capital para devolver al Fondo Monetario Internacional (FMI) el plazo del rescate  quel es toca el mes que viene. «Los cuatro pagos correspondientes a junio ascienden a 1.600 millones de euros. No vamos a entregar ese dinero porque no hay dinero que entregar», declaró el político en una entrevista.

El primer pago debería efectuarse el próximo 5 de junio, cuando Grecia tenía que abonar 300 millones de euros. En este sentido, el ministro indicó que Atenas no tiene intención de pedir un crédito adicional. «Ni lo estamos buscando, ni lo queremos, ni es nuestra estrategia. Las negociaciones han evolucionado hasta el punto de que se puede alcanzar un acuerdo basado en la lógica. Esa es nuestra apuesta», apostilló.

Esta declaración confirma lo pronosticado la pasada semana por miembros de la coalición de Gobierno, Syriza, ante la falta de un acuerdo entre Grecia y la Unión Europea para un nuevo modelo de financiación que permita al país asumir sus deudas.

No obstante, el ministro de Economía heleno, Yanis Varufakis, manifestó ayer que nación ha realizado «grandes avances» a la hora de remodelar su actual acuerdo con los acreedores internacionales. «Hemos recorrido tres cuartas partes del camino y ahora corresponde a las instituciones hacer su parte y completar el cuarto que falta», declaró a la cadena británica BBC.

Varufakis destacó, además, que, en los últimos cuatro meses, Atenas «se las ha apañado bien» para pagar a funcionarios, mantener las pensiones y cumplir con las deudas al FMI usando para ello el 14 por ciento de su producción nacional. Sin embargo, es una táctica insostenible a medio plazo.

«Va a llegar un momento en el que no seremos capaces de seguir el ritmo y nos vamos a ver obligados a tomar una decisión que ningún ministro de Economía debería tomar jamás», advirtió tras ser preguntado por una posible salida del euro. En este sentido, consideró que tal evento sería «catastrófico» y «el principio del fin para el proyecto de la moneda única».

El ‘topo’. Por otro lado, la polémica no abandona al ministro Varoufakis, que confirmó en su blog que durante una reunión informal del Eurogrupo realizó grabaciones de las conversaciones.

Así, subrayó que, muchas veces, registra con su smartphone sus intervenciones para acordarse exactamente de lo que dijo y «poder informar al mandatrio del país, al consejo de ministros y al Parlamento».