El precio del petróleo continúa a la baja. Los mercados no encuentran argumentos para apostar por un contundente rebote en la cotización del crudo y los analistas, por su parte, tampoco ven razones para el optimismo. De hecho, los inversores huían hace días de Rusia tras un espectacular desplome del rublo, pese a que el Banco Central moscovita trató de frenar la divisa del país con el aumento de los tipos del 10,5 al 17%. Detrás de dicha instabilidad, entre otras circunstancias, está también el abaratamiento del oro negro.

Un sondeo elaborado por Bloomberg pronostica que el valor del barril de Brent podría desinflarse hasta el entorno de los 50 dólares en 2015. 

En las últimas jornadas, Arabia Saudí enfrió los rumores de una cumbre de emergencia de la Organización de los Países Exportadores (OPEP) al asegurar que esperará al menos tres meses antes de abordar una rebaja de la producción, incluso aunque el valor del petróleo baje hasta los 40 dólares. 

El precio del barril de Brent rompió el pasado lunes una nueva barrera en su desplome. Por primera vez desde 2009, cayó del nivel de los 59 dólares durante la jornada, fruto de la bajada adicional próxima al 3,5%. Al final de la sesión, el crudo de referencia en Europa redujo la pérdida y cerró con un retroceso del 1,97%, hasta los 59,86 dólares por barril. 

El desplome del valor de esta energía tiene consecuencias tanto para los Estados de la OPEP como para aquellos que lo compran, aunque no afecta a todos de la misma forma.

El estratega de Robeco -gestor de activos a nivel mundial- Peter Van der Welle agrupa el desenlace en distintas secciones. Así, el analista divide a los países exportadores de esta materia prima entre aquellos que podrían hacer frente a un período prolongado de precios bajos y los que no. De este modo, en el primer grupo entrarían Arabia Saudí, Qatar, Kuwait, y Emiratos Árabes, con economías lo suficientemente amplias como para que les proporcione un colchón frente a la caída del valor del crudo.

En el lado opuesto, sitúa territorios como Irán, Nigeria o Venezuela, lugares más pobres y endeudados que «se enfrentan a dificultades económicas». Por ejemplo, el presidente del país caribeño, Nicolás Maduro, que ya ha admitido que el abaratamiento del barril ha supuesto una merma de sus ingresos en un 40%. 

En general, la bajada afectará de forma negativa a aquellos Estados que son exportadores netos, es decir, los que lo venden, y a las empresas energéticas, como Rusia, que podría entrar en recesión el próximo ejercicio. 

Turquía y la India, por su parte, se beneficiarán de esta circunstancia. El motivo es doble: necesitan comprarlo, son importadores netos y, a su vez, tienen un importante déficit económico, por lo que podrán adquirir el crudo que necesitan sin endeudarse demasiado. 

Van der Velle señala también que el abaratamiento del oro negro propiciará un crecimiento económico mundial que favorecerá a los activos cíclicos de las empresas. 

 

Ventajas para España. En el caso de España, el propio Gobierno ha reconocido que el coste actual de esta energía tendrá un impacto positivo en el país, ya que gasta 37.000 millones anuales en importar de hidrocarburos, de modo que la bajada de precios reducirá esta factura. El ministro de Industria, José Manuel Soria, aseguró que, de continuar esta tendencia, la previsión de aumento del 2% del PIB en 2015 podría verse incrementado. Además, entre otras ventajas, el recibo doméstico de gas se rebajará más de un 3% en enero. 

Por otro lado, gracias al precio del petróleo, Repsol ha adquirido de modo más accesible la compañía canadiense Talisman Energy, en una operación valorada en más de 10.000 millones de euros.