La sede del PP vivió con intensidad el recuento con sensaciones agridulces

D. Guijarro
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Una vez cerradas las mesas electorales la atención se centraba en la sede de las formaciones políticas. En la del Partido Popular la tarde se cerraba con poco movimiento y con los ecos de la encuesta de Demoscopia a pie de urna donde resonaban la hipotética victoria del PSOEen la capital conquense.
A medida que el porcentaje de escrutinio avanzaba, el movimiento en la sede se aceleraba. Poco a poco afiliados, candidatos y simpatizantes dejaban aflorar muestras de satisfacción que se hacían más o menos evidentes en función del baile de escaños según avanzaba el recuento en la página oficial que el Ministerio habilitó para el seguimiento. 
Cuando el escrutinio llegó al 90 por ciento los resultados parecían aceptarse como definitivos. La diferencia de votos era a esa hora ya insalvable para el PSOEque seguía como segunda fuerza más votada. «Hemos ganado pero habrá que esperar para ver si gobernamos», se escuchó decir a una de las afiliadas que en estos momentos llenaban al sede del PP.
 
Miradas hacia Toledo. Entonces el protagonismo cambió de ciudad y las miradas se centraban en Toledo. La atención de los transistores, ayer sustituidos por los móviles de última generación, se centraba en los resultados de la Junta donde el recuento era más lento que en las locales. 
El anuncio de la comparecencia de la presidenta regional en la televisión regional corrió como la pólvora y en pocos minutos el salón de actos se llenaba de gente que guardó silencio para escuchar cómo Cospedal anunciaba que se quedaban a un escaño de la mayoría absoluta. 
De este modo, el temor que durante la campaña muchos conquenese le habían mostrado a Mariscal de «ir cambiados en la capital y la Junta», parecía materializarse. Si las elecciones hasta ahora fueron un juego de cara o cruz, ayer la moneda cayó de canto.