El alfarero más joven de España es de Mota

J. López
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Evelio López, de 22 años, sigue la tradición familiar «hasta que pueda», elaborando vasijas y piezas ornamentales en barro

El alfarero más joven de España es de Mota. Se llama Evelio López, tiene 22 años y desde pequeño ha aprendido las artes de esta profesión artesanal típica de la localidad moteña desde siglos. Mientras Evelio moldea uno de los recipientes dice que le agrada ser alfarero. «Es algo que me gusta desde pequeño», y asegura que «con esto viviré hasta que pueda».
Aunque elabora macetas y otras vasijas decorativas, explica que el elemento que más le gusta moldear con sus manos son las ánforas. «Una vez que las realizamos, las dejamos secar y las metemos en el horno durante siete horas», dice el joven, que afirma que la venta «es otra cosa. Está difícil».
Su padre, también llamado Evelio, que inculcó al joven artesano el amor por el barro, explica que en el circuito nacional, «nos conocemos todos y es la persona de menor edad». (La localidad moteña acogió el pasado fin de semana el III encuentro europeo de cerámica tradicional).  «Esto viene de herencia. Mi madre, mi abuela, mi bisabuela y mucho antes, eran cantareros», indica el alfarero, que además apunta que «la tradición se ha acabado. El producto que hacemos es tradicional, pero la gente no lo compra».
Una de las maneras para seguir fabricando piezas y tratar de vivir de ello es participar en las ferias que se realizan en toda la geografía nacional, aunque «eso me quita también tiempo para hacer piezas. Tienes que vender para subsistir».
Los elementos ornamentales para jardinería son las piezas más demandadas. «El cántaro  para guardar agua ya no se lleva. Sólo para decoración. Con las tinajas pasa lo mismo, así que lo trabajamos para jardines», dice el alfarero. Las macetas están elaboradas con un barro, «especial y el mejor del mundo», que se saca del paraje ‘Casa de las burracas’ de Mota. «Es un barro muy práctico, muy fino. No me hace falta buscar otro». 
La feria de turismo es un buen escaparate para exponer las tradiciones conquenses al público que pasa por el stand de Castilla-La Mancha. Tanta es la curiosidad que incluso el rey Felipe VI se detuvo para preguntarles a padre e hijo por lo que estaban amasando en esos momentos sobre el torno. «Me dijo que no me echaba la mano porque si no se ensuciaría y ensuciaría a los demás. Y yo le dije, ¡si esto no mancha! No te preocupes», dice Evelio.