El actor español Álvaro de Luna, conocido sobre todo por su papel de Algarrobo en la legendaria serie de televisión Curro Jiménez, falleció ayer a los 83 años en Madrid a causa de un cáncer de hígado. 

Madrileño de nacimiento, llegó por casualidad al mundo de la interpretación después de haber estudiado medicina. Empezó a hacer pequeños trabajos para el cine «por dinero» como especialista. Rodó escenas de acción para Kirk Douglas en Espartaco (1960) o para Anthony Quinn en Barrabás (1962), pero eso, para él, no era ser actor.

El artista recorrió Europa y Estados Unidos y, tras casi cinco años en Italia, regresó a su país para hacer «un máster» con el dramaturgo (y oftalmólogo) Jaime Salom. Su afición como intérprete nació en el madrileño Teatro Marquina, de donde obtuvo la experiencia que necesitaba para llamarse actor, con obras que estaban varios años en cartel.

Su primer papel llegaría en los años 60 con La máscara de Scaramouche, de Antonio Isasi-Isasmendi, quien le enseñó a «amar el cine».