El Ciudad Encantada suma un punto de oro tras una remontada épica

Héctor Madrigal
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Los conquenses, espoleados por un Sargal entregado, firmaron cuatro minutos antológicos para igualar el derbi ante el Guadalajara. Lipovina, con ocho goles, lideró la machada local

Adrián Sifre y Mendoza celebran el empate del Ciudad Encantada ante el BM Guadalajara. - Foto: Reyes Martínez

El término imposible no existe en el vestuario del Ciudad Encantada, sí las gestas. Porque el corazón de los conquenses es tan grande como el de su afición. Un vínculo perfecto para acometer una gesta que, a cinco minutos del final, era impensable (21-26) ante todo un BM Guadalajara. Pero la fe de los capitalinos es tan grande que cualquier obstáculo, por muy grande que sea, queda reducido al mínimo.
 
El talento de Lipovina, con ocho goles, y la fortaleza mental del GlobalCaja, en inferioridad durante los dos últimos minutos, permitieron rescatar un punto de oro en un apasionante derbi. La magia del Sargal sigue pesando.
 
Los morados comenzaron dominando y pronto abrieron brecha (0-3) tras la exclusión de Sorrentino, que no encontró su sitio en el choque. El conjunto de Zupo Equisoain no encontraba espacios en la defensa 6-0 de los alcarreños. Da Silva y Reig campaban a sus anchas (5-9) sin apenas oposición. 
Lipovina dio un paso al frente y espoleó a los locales cuando peor pintaban las cosas. Con tres goles consecutivos, el lateral montenegrino enloqueció a la grada (11-12). Pero el cuadro de Mateo Garralda, con más experiencia, volvió a estirar la renta antes del descanso (11-14).
 
Éxtasis. El Ciudad Encantada parecía encontrar su ritmo en los primeros compases del segundo tiempo con dos tantos de un incisivo Sifre (14-16). Sin embargo, los alcarreños no se arrugaron. Plaza tiró de galones y destrozó la defensa conquense (20-25). Una pesadilla dolorosa. Era el momento de creer, de encomendarse al público y de dar un golpe de autoridad. Zupo, todo un maestro en el banquillo, puso en práctica una brillante defensa mixta que desquició por completo al Guadalajara. Así, del 21-26 se pasó al empate a 26 en cuatro minutos antológicos. Con un jugador menos en cancha por la expulsión de Sorrentino, el GlobalCaja hizo posible el milagro: rescató un punto de oro y condujo al éxtasis a su afición. Nadie podía impedirlo. Ni siquiera los árbitros.