Vía crucis interior

Manuel Pérez
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La lluvia obligó a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna a realizar dentro de la iglesia de la Virgen de la Luz su decimonoveno vía crucis • El obispo de la Diócesis, José María Yanguas, presidió la homilía

 
La amenaza de lluvia impidió ayer que el vía crucis del Amarrado se pudiera realizar por las calles de San Antón, y obligó a que éste tuviera lugar en el interior de la iglesia de la Virgen de la Luz.
Aunque la Junta de Diputación -reunida tras el término de la misa- anunció inicialmente que se celebraría por el itinerario más corto, sus miembros tuvieron que reconsiderar la decisión ante la presión de algunos para que no se pusiera en peligro la imagen, así como por la evidencia de una ligera llovizna. 
Finalmente fue el párroco Ángel García Benedicto –quien ya intervino para pedir respeto a los fieles cuando éstos aplaudieron la decisión de salir a la calle–, el que anunció a las nueve menos veinte de la noche que la imagen no saldría, y explicó que el vía crucis tendría lugar dentro de la iglesia con una cruz guía que recorrería las 14 estaciones. 
De este modo, la hoz del Júcar se vio privada de olor a incienso que cada primer viernes de cuaresma la perfuma; y los conquenses, de un desfile preludio de la Semana Santa.
 
Misa. El obispo de Cuenca, José María Yanguas, fue el encargado de presidir la misa que precedió al vía crucis. En la homilía, Yanguas afirmó que «cuando se ama, se sufre con gusto. Y no porque a uno le guste sufrir, sino porque le gusta amar». El religioso pidió a la imagen del Amarrado que enseñe a los cristianos a cumplir con la voluntad de Dios, «aunque a veces suframos latigazos».
El oficio religioso contó, por segundo año consecutivo, con las voces blancas de la Escolanía de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín, que tras interpretar varias canciones durante la homilía, puso el broche final a la misma con la interpretación del Miserere.
Destacado en la tarde de ayer fue la intervención de María Chamón, la madre de Laura del Hoyo, la joven conquense asesinada el pasado mes de agosto, que leyó un poema dedicado a la imagen del Amarrado y a su hija.
En el emotivo texto, Chamón pedía a Jesús fuerzas para seguir viniendo año tras año al vía crucis, reconociendo no obstante que ya no lo hacía «con la ilusión de antes». 
La madre afirmó que una estrella iluminaría desde el cielo el paso del Amarrado en cada una de las 14 estaciones, haciendo que su poema terminara con el aplauso del público, entre los cuales se podían ver varias personas notablemente emocionadas.    
El vía crucis del Amarrado se instauró por primera vez en 1998 con el fin de acercar la imagen del flagelado a aquellos vecinos del barrio que, por su estado de salud o su avanzada edad, no podían bajar a la iglesia a venerarlo;en reminiscencia, además, al origen como hermandad de socorro. Ayer, por la amenaza de lluvia, la imagen no pudo acercarse a los devotos, que no tuvieron mayor inconveniente en ser ellos quienes fuera a visitarlo a su templo.