A sus 22 años, Dani Tolmos asumió los galones de líder en el Ciudad Encantada para derribar el muro defensivo que planteó el BM Benidorm en El Sargal. Sus ocho goles, tres de ellos en los instantes críticos del duelo, catapultaron a los conquenses en el marcador en una batalla de máxima exigencia.
«Fue mi mejor partido en Cuenca porque tuve mucho acierto en el lanzamiento y todo me salió a la perfección», sostiene el guerrero de Tarazona, con una efectividad del 80 por ciento ante el conjunto alicantino.
Con los pies en el suelo pese a su gran duelo, el exjugador del Naturhouse La Rioja reconoce que «ahora juego con más pausa y seguridad tras ganar experiencia». Y es que Tolmos, capaz de actuar de central, lateral y extremo, controla mejor las emociones: «Voy siempre al 100 por 100 y, a veces, me cuesta gestionar todo ese ímpetu. Poco a poco, leo mejor los encuentros y estoy más tranquilo».
En su segunda temporada en el club, el maño está dispuesto a mostrar su verdadero potencial. «La verdad es que la confianza de Lidio es vital para progresar. Me siento reforzado con sus consejos».
La responsabilidad o la presión hacen más fuerte al maño. «El balón no quema en esos momentos de tensión. El otro día tuve la fortuna que tal vez me faltó en otros choques. Lo principal es ayudar al máximo al bloque», indica.
Uno más. Los halagos no hacen perder la humildad al aragonés: «Soy uno más en la plantilla y aún me queda mucho por aprender. El aspecto colectivo es lo que prima en este equipo de currantes».
Tolmos sólo piensa en «prolongar las buenas sensaciones» del último envite en Pontevedra (sábado, 20 horas), donde espera el Teucro de Enrique Domínguez. «Hay que jugar con las mismas ganas e ímpetu y estar igual de finos en defensa porque nos aguarda un rival muy duro», vaticina.
Los gallegos, heridos tras ceder en la cancha del Go Fit de Santander (29-28), lucharán por resarcirse en su pista y repetir el triunfo cosechado frente al Guadalajara (29-26): «Ellos se están adaptando bien a la categoría y no podemos relajarnos ni un solo segundo».
En este sentido, el gladiador del Ciudad Encantada incide en que «debemos hacer nuestro balonmano, defender muy duro y ser pacientes en ataque para superarles».
El «gran vestuario» del Globalcaja, en el que «la comunicación es muy fluida», invita al optimismo: «Nuestras opciones de triunfo pasan por jugar con carácter, ser regulares y minimizar los errores».