«Ser misionero es una vocación, me gustaría ir a África, no tengo miedo al virus del ébola»

R.L.C.
-

Actualmente hay más de 160 misioneros conquenses, la mayoría en Hispanoamérica, uno en el continente asiático, en Japon, y ninguno en África

Juan Pablo Moreno es natural de la localidad de Paredes de Melo. - Foto: LA TRIBUNA

El sacerdote conquense Juan Pablo Moreno Botija, de 38 años de edad, se está preparando para  ser misionero. Cura de la Diócesis de Cuenca desde hace 15 años, párroco de los pueblos de Melo (Huelves, Leganiel, Paredes y Barajas) en los últimos siete, a principios de 2015 conocerá su destino. Actualmente hay más de 160 misioneros conquenses, la mayoría en países hispanoamericanos, uno en Asia y ninguno en África. Hoy, Domingo Mundial de las Misiones, hace un llamamiento a las familias cristianas ante la escasez de vocaciones.

¿Por qué ahora?

Para ser misionero hay que tener vocación. Tras tres años pensando y meditando el poder atender esta vocación, se lo solicité al Obispo de Cuenca, José María Yanguas, y atendió mi petición, algo que valoro mucho, estamos pocos sacerdotes en nuestra Diócesis.

¿Cómo se está preparando?

Estoy realizando un curso de formación misionera en Madrid, a través del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), junto a 24 sacerdotes, religiosas y laicos de todo el país con una preparación específica en diversos temas relacionados con los países y las iglesias del Tercer Mundo. Todos compartimos la vocación misionera. A partir de enero seguirá mi formación con otras materias y un mejor conocimiento del IEME.  

¿Cuándo tendrá destino?

Mi intención es irme a África, y a un país de habla inglesa, pero estoy abierto a propuestas donde más se necesite. Lo sabré tal vez en enero o más tarde. Tampoco sé cuánto podría durar mi etapa allí.

¿Por qué a África?

Siempre me he inclinado por África, sé además que allí la mayoría de los países son pobres y me hace ilusión. En algunos se habla inglés, idioma en el que ya me voy defendiendo... Podría convertirme en el único misionero conquense en África, aunque esto es secundario. Ahora mismo no hay ninguno, la mayoría están en países de Hispanoamérica y en Asia solamente hay uno en Japón.

¿No tiene miedo al ébola?

No tengo ningún miedo al virus del ébola, me iría mañana mismo, no me importa, hay que ser valiente para tomar esta decisión, para dejarlo todo, la familia o las comodidades de la vida cotidiana. Pero hay virus mucho peores que el ébola y que matan más gente a diario, el peor la pobreza y todas sus consecuencias. Mi entorno acepta mi decisión, también las comunidades de fieles que me conocen se sienten orgullosos, así me lo han trasladado en los distintos emotivos momentos que he vivido con ellos a modo de despedida.

¿Cómo valora el traslado de los misioneros con ébola?

Hay que verse en la situación, pero yo me hubiera quedado allí, pero imagino que en esas circunstancias la decisión tampoco depende sólo de uno mismo, son un cúmulo de factores. Lo más importante es nuestra gratitud con los dos que murieron y con todos los que entregan su vida a los demás.

¿Cuál es la solución ante el descenso de vocaciones?

La sociedad del siglo XXI lleva a los jóvenes por otros derroteros. Creo que la clave está en que las familias cristianas más comprometidas con su fe fomenten la ilusión para que existan vocaciones entre sus hijos y nietos, para que puedan ofrecerlos a Dios. Actualmente faltan vocaciones, en el Seminario Mayor solo hay cuatro seminaristas. Desde el Obispado se está analizando la situación para proceder a la redistribución más adecuada. Lo más importante el número si no una nueva pastoral misionera, aquí, como nos recalca el Papa.

¿Cómo quedan ahora atendidos sus últimos cuatro pueblos?

Francisco Gabaldón, vicario parroquial en Tarancón, se ocupa de Paredes y Huelves, e Isidro Fernández, párroco de Alcázar del Rey, de Leganiel y Barajas de Melo.

¿Qué balance hace de su labor en los pueblos de Melo?

Ha sido una labor larga y sencilla de acompañamiento que esperemos haya dado buenos frutos. Además hemos llevado a cabo, entre otros, la restauración de las cuatro iglesias, siendo pueblos pequeños, hemos tenido campamentos parroquiales con los más pequeños y con grupos de jóvenes que han mantenido viva la fe de la juventud,  en 2010 se organizó la coronación canónica de la Virgen de la Vega, patrona de Barajas, en 2012 celebramos el 60 aniversario de Paredes de Melo, mi pueblo natal, como pueblo de colonización, se ha colocado en tres de los pueblos una cruz símbolo de nuestra fe cristiana, se han restaurado libros parroquiales, ... Y muchas otras cosas, todas encaminadas a vivir mejor la fe y la fraternidad.

Deja un legado muy amplio.

Lo he intentado ... Hay muchos momentos que no olvidaré y sé que ellos tampoco, como las dos Jornadas Mundiales de la Juventud con la visita de jóvenes de Brasil, Panamá, EE.UU. y El Salvador en 2011 y nuestro viaje a Río de Janeiro ya con el Papa Francisco.

¿Cómo va a continuar con su labor en las misiones?

Me voy para ayudar a las personas más necesitadas. La alegría de anunciar el Evangelio es lo más importante, llevar el amor de Dios a lugares donde está poco extendida la Iglesia o donde se necesita la labor misionera. Voy con la maleta vacía, con el tiempo allí veré que es lo más necesario. Quisiera desarrollar un proyecto concreto, o construir una pequeña escuela o un orfanato, con los fondos sobrantes de los campamentos parroquiales de los pueblos de Melo, me gustaría que llevara el nombre de Parroquias de Melo. Los ayuntamientos de estos pueblos ya me han dicho que quieren colaborar y también los vecinos, en vez de regalos, me están dando donativos.

¿Cuál es su mensaje hoy que se celebra el día del Domund?

Pasaré la jornada en diferentes parroquias de Madrid. Será una oportunidad para concienciar a los feligreses que tenemos que ser misioneros ya desde aquí, sobre la importancia de llevar nuestra vocación a otros países para que otras personas se sumen a esta apuesta por la entrega a los demás.