Uno de cada diez conquenses posee armas de fuego en su domicilio

D. Guijarro
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Casi 20.000 personas disponen de permiso en la provincia, en la mayoría de los casos son escopetas y rifles de caza

El alférez de Intervención de Armas revisa las que custodian en la Comandancia de la Guardia Civil. - Foto: Reyes Martí­nez

En Cuenca existen, a día de hoy, más de 19.900 licencias que permiten usar a sus poseedores las más de 32.000 armas de fuego que hay en circulación, de forma oficial, en la provincia. Esto supone que, de acuerdo a los últimos datos de población del Instituto Nacional de Estadística(INE), uno de cada diez conquenses tiene autorización para usarlas.

Atendiendo a las estadísticas oficiales, en la provincia hay una escopeta o rifle por cada seis habitantes, de acuerdo con los datos oficiales del censo de población 2011. Según el INEen la provincia hay 83.350 hogares, lo que significa que  algo más de un tercio de los mismos están ‘armados’.

La mayor parte de las licencias son de tipo E que autoriza a la tenencia de escopetas de caza, principalmente para la modalidad de menor, con algo más de 15.000 titulares que poseen más de 27.600 ejemplares.

En segundo lugar estarían las licencias de tipo D, con 3.600, para la posesión de rifles de caza mayor. Un número en el que en los últimos años «se ha apreciado un incremento bastante notable», indica Antonio Rozalén, alférez de la Intervención de Armas y Explosivos de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca. El motivo sería el último cambio de normativa en el que se equiparó la renovación de ambas licencias al mismo tiempo. «Antes las licencias de clase D había que renovarlas cada tres años y ahora cada cinco, igual que la escopeta, lo que hace que muchos cazadores opten por tener las dos licencias al ahorrarse trámites».

Sin embargo, mientras que el reparto de las escopetas sería equitativo por toda la provincia, en cuanto a los rifles, señala Rozalén que se concentran en su mayoría en la zona de la Sierra y la Alcarria con gran diferencia con respecto a la parte de la provincia situada en La Mancha, debido a la diferencia de cotos para la caza mayor o menor en los distintos terrenos.

En mucha menor medida se encuentran la armas de fuego para las modalidades deportivas y competiciones de tiro olímpico que en Cuenca hay registradas 360 entre cortas y largas.  

Más raras son las licencias de tipo B. Una modalidad que se concede sólo en aquellos casos en los que existe «un supuesto de riesgo especial» y teniendo en cuenta que la defensa de personas o bienes no es razón suficiente para acreditarla. Por este motivo, hay menos de diez en toda la provincia que autorizan a la posesión de revólveres o pistolas. Debido a lo excepcional de las autorizaciones, éstas son revisadas cada tres años en función de la situación de cada persona.

Zona segura. A pesar del volumen de armas que hay en Cuenca, el alférez mantiene que se trata de una provincia segura ya que casi la totalidad de las armas que hay están relacionadas con la caza y se lleva un estricto control sobre ellas. Cada permiso de armas de tipo E que habilita para tener un máximo de seis escopetas, mientras que las autorizaciones para los rifles no tiene limitación salvo acreditar la capacidad del armero.

Y es que los rifles y armas cortas deben estar guardados en todo momento en armeros o cajas fuertes. Éstos deben estar homologados y disponer de capacidad suficiente para albergar todas las armas de este tipo que se posean. Las escopetas, sin embargo, no necesitan ningún requisito especial para su custodia salvo tenerlas permanentemente en casa y adoptar las medidas de seguridad para que no estén al alcance de todo el mundo.

Examen previo. Para obtener un permiso de armas es necesario acreditar las condiciones psicofísicas y los antecedentes criminales y policiales sobre los que se realiza un informe que determina la concesión o no del permiso solicitado. Además es preciso superar un examen al que se presentan cada año «entre 250 y 300 aspirantes y se mantiene constante en los últimas fechas», relata Rozalén y añade que «un porcentaje alto consigue superarlo porque se trata de un temario muy concreto».

La Guardia Civil realiza un calendario de exámenes a finales de año para al obtención de los permisos. Sin embargo, debe haber un mínimo de 40 aspirantes para su celebración «por lo que les damos la oportunidad de esperarse o bien examinarse en otra provincia», explica Rozalén.

Tras la parte teórica, los solicitantes deben pasar una práctica consistente en realizar dos disparos sobre una diana situada a 25 metros en la que se evalúa «el manejo del arma pero sobre todo las medidas de seguridad».

En la seguridad la Guardia Civil pone una especial atención ya que la mayoría de los accidentes con armas de fuego se producen «por imprudencias o mala manipulación» por lo que recuerdan que el transporte de las armas se debe realizar en su funda y desarmadas.

Coincidiendo con el comienzo de la temporada de caza, el alférez de Intervención, recuerda que en las cacerías de mayor, donde más accidentes se registran, se cumplan todas las normas de seguridad por los organizadores y los participantes que eviten «la precipitación en el disparo» ya que es otra de las causas más frecuentes de accidentes.