La muerte de un soldado israelí el pasado viernes por milicianos palestinos provocó ayer una nueva escalada de tensión en la volátil Franja de Gaza con una operación militar masiva contra Hamás, que terminó con otro alto el fuego.

La relativa calma de ayer se vio brevemente interrumpida cuando un tanque israelí volvió a bombardear a primera hora de la mañana una posición militar del movimiento islamista Hamás, que controla el enclave desde 2007, tras colarse varios palestinos desde Gaza.

«Hace poco, un número de sospechosos se infiltró en Israel desde el norte de Gaza y luego volvieron a la Franja», indicó una nota militar.

En este contexto, el pasado viernes, la aviación israelí lanzó una operación masiva contra objetivos del movimiento islamista en toda la Franja, como represalia por la muerte de un joven soldado israelí que estaba apostado en la frontera por disparos con arma de fuego de milicianos palestinos.

Los bombardeos de la aviación y los tanques israelíes destruyeron alrededor de 60 infraestructuras militares de Hamás, centrados en los batallones de Zaitun, en el norte, Jan Younes, en el sur, y Bureij, en el centro del enclave, y alcanzaron almacenes de armamento, de fabricación de armas, una entrada a una red de túneles, un depósito de drones, sala de operaciones militares, instalaciones de entrenamiento y puestos de observación en diferentes sedes de Hamás en Zaitun, Jan Younes y Bureij.