Un equilibrista llega a San Telmo

SPC
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Moreno tendrá que demostrar su talante conciliador y su carácter templado para lidiar la nueva etapa de cambio en la Comunidad

Un equilibrista llega a San Telmo - Foto: José Manuel Vidal.

El hombre encargado de llevar el cambio al Gobierno de Andalucía, el popular Juanma Moreno, abre una etapa histórica en la región en la que tendrá que hacer equilibrios entre los partidos que le apoyan, Ciudadanos y Vox, al igual que ya hizo a nivel orgánico en su propia formación.

Moreno, que tiene 48 años y se considera malagueño -aunque nació en Barcelona-, cumplió ayer con el objetivo que le marcó en 2014 el entonces presidente del PP, Mariano Rajoy. «El reto es San Telmo», le espetó Rajoy en el congreso que le encumbró después de haber llegado por sorpresa a encabezar la formación autonómica.

Casi cinco años después, tras haberse jugado el pasado 2 de diciembre a doble o nada su futuro político, Moreno se hace con la Presidencia del Gobierno andaluz, que dirigirá en coalición con Cs y gracias a un acuerdo de investidura con Vox.

El líder del PP-A, que representa al área más moderada del partido, siempre ha sido un defensor del diálogo y de los pactos, fórmula que ha buscado insistentemente con Susana Díaz y que ahora tendrá que poner en marcha sin excusas prácticamente a diario.

Ha perdido la mitad de diputados en dos elecciones, aunque en diciembre fue el protagonista de la derrota más dulce del PP en la Andalucía, gracias a una aritmética que permitía al bloque conservador desalojar al PSOE del poder por primera vez.

Tendrá que hacer gala de su carácter templado para afrontar una etapa compleja, que se prevé políticamente convulsa. Ya se ha curtido haciendo equilibrios internos frente a una parte de partido que siempre le ha reprochado falta de liderazgo y que se ha resistido a ceder su poder en provincias como Sevilla. Sin embargo, el mayor ejercicio de equilibrismo político lo tuvo que hacer precisamente en las elecciones que ahora le han encumbrado. Moreno se alineó meses antes sin titubeo con Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del PP, su amiga y principal apoyo para liderar a los populares andaluces, y eso le dejó caminando por la cuerda floja cuando ganó Pablo Casado. 

A la noche electoral llegó con todos los sondeos en contra y con la amenaza de un mal resultado que daría a Casado la excusa perfecta para su relevo, aunque el dirigente del PP-A se había esmerado en limar asperezas políticas con el que también es su amigo.

Las encuestas se volvieron a equivocar porque la suma de PP, Ciudadanos y Vox superó ampliamente la mayoría absoluta y Moreno empezó a sentirse presidente.

optimismo por bandera. Durante estos cinco años, ha recorrido miles de kilómetros por Andalucía, ha mejorado su discurso político regional y ha ganado en protagonismo, rodeándose de una ejecutiva joven y renovada.

Quienes mejor le conocen, dicen que tiene suerte y que es un buen analista político, lo que une a su optimismo. «Soy el candidato del PP con más posibilidades de ser presidente en la Historia autonómica de Andalucía», aseguró ante Alberto Núñez-Feijóo, al que tiene como referente de gestión autonómica. Es presumido y algo despistado, está casado y tiene tres hijos, familia con la que se fue a vivir a Sevilla, aunque suelen ir a menudo a Málaga y Granada, tierra de su mujer. Le gustan el deporte y la música, afición que le llevó a ser vocalista de varios grupos en su etapa universitaria.

Moreno llegó al cargo con la vista puesta en estas elecciones, ya que tuvo poco tiempo antes de los comicios de 2015 para consolidarse en un partido que estaba viviendo un proceso de transición tras la renuncia como presidente de Javier Arenas en 2012 y el liderazgo interino de Juan Ignacio Zoido, que apenas duró dos años.

Hijo de comerciantes y nieto de jornaleros, decidió unirse al partido cuando era un adolescente y lleva ligado al PP más de 20 años, en los que ha sido concejal, diputado autonómico y diputado en el Congreso. Licenciado en Protocolo y Organización de Eventos y tiene un máster en Dirección y Administración de Empresas por la EADE, ahora tendrá ante sí un reto mucho más complicado.