Arranca la era Cazalilla

Héctor Madrigal
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El entrenador cordobés inicia su segunda etapa al frente de la Balompédica con la esperanza de aliviar la crisis blanquinegra en el Cerro del Espino, donde aguarda el Atlético de Madrid B

La convulsión de una semana frenética, marcada por la dimisión de Jordi Fabregat y los continuos cambios en la plantilla, dejan paso a una nueva final para la Balompédica en su espinoso camino a la permanencia. Porque la nueva era de Antonio Cazalilla arranca por todo lo alto en un test de nivel: frente al Atlético de Madrid B, rival directo en esa incesante lucha, y en el Cerro del Espino, el escenario ideal para resurgir.
 
El regreso del técnico cordobés al banquillo blanquinegro, donde se ganó el cariño de la afición y conseguió el ascenso a la división de bronce del fútbol español en la campaña 2006-07, incentiva el espíritu de superación de la plantilla del Conquense, cuyo margen de error es cada vez más pequeño.
Paso a paso, el preparador andaluz quiere formar un «equipo competitivo» que no se arrugue en los momentos decisivos y minimize los errores defensivos que tanto le han penalizado en el campeonato pese a dar la cara en la mayoría de sus batallas.
 
La tarea de Cazalilla es estimulante y, al mismo tiempo, sumamente complicada por la necesidad de puntuar y enlazar una buena racha de resultados en plena crisis de resultados e identidad. A dos triunfos de la salvación y cuatro puntos de la promoción, los balompédicos necesitan dar un paso adelante en la primera de las 16 finales que le aguardan.
 
Con estas premisas, el planteamiento futbolístico variará, aunque sin perder la filosofía ganadora por la que apostó Fabregat en sus dos años y medio en el banquillo. El cometido es claro: acabar con la sangría de goles en contra (37 en 22 jornadas) y «ganar equilibrio y solidez». 
 
El juego combinativo seguirá siendo una máxima, pero sin que el bloque renuncie a otros registros para «ser más completo» y sobreponerse a cualquier contratiempo. Y es que el nuevo entrenador concede una especial relevancia a las vigilancias defensivas, fundamentales para mantener la portería a cero e iniciar el despegue de una vez por todas.
 
Incógnitas. El once de gala que presentarán los de Cuenca es una verdadera incógnita, sobre todo porque Cazalilla sólo ha dirigido cuatro sesiones de trabajo y muchos futbolistas acaban de incorporarse al grupo. 
 
Bernabé parece fijo en la portería, aunque la zaga deja más interrogantes tras la baja de Picón, que estará tres semanas en el dique seco por una lesión en el isquiotibial de su muslo izquierdo. En teoría, Varela, Omar y Royo partirán en el equipo titular, mientras que el castellonense Kike Ferreres, uno de los seis refuerzos invernales, puede debutar en el lateral izquierdo ante la ausencia de Sendoa.
 
En su vuelta al Cerro del Espino, Vicente Romero también tiene serias opciones de jugar, aunque pugnará con Airam y Curro Vacas para acompañar a Borja en la medular. Salero, Manu Reina y Denis lucharán por un puesto en los flancos, al igual que Adrián Alarcón y los Vega en la punta de ataque.
 
Enfrente espera el filial del Atlético de Madrid, sin Aitor Ruano y el goleador Dani Aquino. Los rojiblancos suman un punto más que los blanquinegros y tampoco carburan de la mano de Carlos Sánchez Aguilar. La velocidad y las acciones de estrategia son dos de sus puntos fuertes, aunque su debilidad en la zaga compensa la balanza. El primer examen de Cazalilla es una auténtica prueba de fuego.