El líder norcoreano, Kim Jong-un, se ofreció ayer al término de su cumbre con su homólogo del sur, Moon Jae-in, a desmantelar más instalaciones de su programa armamentístico, un nuevo gesto simbólico hacia Washington para subrayar su compromiso con la desnuclearización.

En la declaración firmada por ambos mandatarios, el primero promete cerrar permanentemente Yongbyon, donde el régimen produce el combustible para sus bombas atómicas, siempre que EEUU tome las «medidas correspondientes» con lo acordado por ambos países recientemente en la cumbre de Singapur.

Pese a que Yongbyon es el epicentro del programa nuclear norcoreano, el anuncio aún tiene un peso más simbólico que real en lo que respecta al proceso de desnuclearización preacordado en junio -y sin ningún tipo de especificaciones- en Singapur. Primero porque Corea del Norte ya ha prometido otras veces cerrar Yongbyon: en 2008 derribó ante observadores internacionales su torre de refrigeración para volver a levantarla poco después.