La luz de la financiación

Carlos Cuesta (SPC)
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La gestión de la inversión en el mundo empresarial se ha diversificado en las últimas décadas y ha derivado en nuevas fórmulas como el 'crowdfunding', que mediante el mecenazgo y la aportación ciudadana logran capital para una idea

El sector financiero tradicional, que tanto éxito tuvo durante la segunda mitad del sigo pasado, hace tiempo que hizo las maletas y el cambio que ha vivido en las últimas décadas no tiene precedentes con ninguna otra época de la Historia.

La forma de capitalización de las empresas y los particulares se ha transformado, especialmente desde la última crisis, y ha dado paso a  fórmulas innovadoras como el crowdfunding, que si bien llegó de Estados Unidos, básicamente, es un sistema actualizado de lo que la sociedad fue el mecenazgo en la era del Renacimiento.

Se trata de una forma de inversión colaborativa en la que participan numerosas personas en la capitalización de una determinada iniciativa. La primera condición que se necesita es partir de una buena idea de negocio, un proyecto que sea rentable en el corto plazo y  pueda aportar valor, para que los donantes expongan su dinero.

El crowdfunding puede ser empresarial, solidario, artístico o, simplemente, personal, un modo que también se le conoce como financiación masiva o colectiva en el que no existe una intermediación financiera tradicional, dado que se trata de poner en contacto a los creadores de una solución empresarial con los accionistas potenciales o con los fondos que buscan negocios con altos beneficios.

Uno de los pioneros en materializar esta idea de financiación colectiva fue la banda británica de rock Marillion que, para hacer una gira por EEUU en 1997, solicitó la cantidad de 60.000 dólares a sus fans. En España, casualmente fue otro grupo musical, Extremoduro, quien, en 1989, adoptó esta modalidad con un gran éxito.