Renovación ortodoxa

R.L.C.
-

Centenares de rumanos celebran la Pascua de Resurrección por décima ocasión en Tarancón. La Semana Santa ortodoxa llega siete días después que la católica

La Semana Santa ortodoxa, según el calendario gregoriano, no ha coincidido este 2015 con la católica como venía ocurriendo en los últimos años. «Los días de fiesta no han sido los mismos y la gente ha tenido que trabajar, nuestro sueño es tener las pascuas en las mismas fechas, sería ideal», afirman desde la amplia comunidad ortodoxa que existe en Tarancón, fundamentalmente integrada por familias de origen rumano.

La iglesia ortodoxa celebra por décimo año esta festividad en Tarancón, desde 2007 en la capilla de los Somascos cedida en uso por la Diócesis de Cuenca. «Lo hacemos exactamente como en Rumanía, empezando por la Cuaresma, donde no comemos proteínas, luego con las confesiones, requisito imprescindible en nuestro caso para comulgar», detallan.

El templo ha tenido como actos centrales la ceremonia del Domingo de Ramos el 5 de abril, el Jueves Santo se procedió el rezo de los evangelios y el Viernes Santo se desarrolló la misa, con música específica, con motivo del Entierro de Cristo. La diferencia principal con la Semana Santa católica es que no celebran procesiones ni veneran imágenes, sino iconos.

Ya el Sábado Santo, ayer, como es costumbre desde hace una década en la localidad taranconera, la nave de ferias es cedida por el Ayuntamiento para la celebración de una multitudinaria Misa de Pascua, que comenzaba al cierre de esta edición. Más de 2.000 panes, vino y velas se bendicen y son entregados a ortodoxos de Tarancón, pero también de otros pueblos de la provincia u otras limítrofes, como Toledo, Guadalajara y Madrid. «Acude mucha gente, es la misa más importante del año después de Navidad, para nosotros es una suerte contar con iglesia», aseguran, en Tarancón, donde se mantiene un porcentaje de casi el 25 por ciento de la población de origen rumano, aunque en los últimos años debido a la crisis muchas familias han regresado a su país pero no se dan de baja en el padrón municipal por la cautela o esperanza de volver dado que en Rumanía la situación continúa siendo más díficil que en España.

También en Tarancón tiene su sede central la asociación Hispano Rumana de la provincia de Cuenca, que a finales de marzo celebró un taller intergeneracional de huevos de Pascua, con concursos infantiles, con la intención de trasladar las costumbres más típicas de Semana Santa a las nuevas generaciones. «El Domingo de Resurrección (hoy) chocamos los huevos que, según la técnica, se pueden comer o simplemente son decorativos, y comemos en familia principalmente cordero», señalan desde la veterana asociación.

La gastronomía típica de la Semana Santa ortodoxa pasa por platos como la codoná, como un roscón con distintos rellenos, y la pasca, alimentos que se bendicen durante la Misa de Pascua.

Al igual que pasa en cada región de Rumanía u otros países ortodoxos, las costumbres que siguen las familias  son diferentes. Un denominador común es que la renovación ortodoxa en Semana Santa es completa. «Limpiamos nuestro interior, pero también las casas a fondo, la iglesia, e incluso estrenamos algo de ropa», apuntan desde el colectivo Hispano Rumano. Asimismo, el pater de la iglesia, Gabriel Ciunterei, hace hincapié en que «nuestra renovación es por dentro y por fuera».

Al detalle

DIFERENCIAS.

La iglesia ortodoxa no venera imágenes, sino iconos, y no celebra procesiones en Semana Santa. En Tarancón la ceremonia más multitudinaria es la Misa de Pascua, ayer por la noche, por lo que tiene lugar en la nave central del pabellón ferial.

HUEVOS.

Los típicos huevos pintados de Pascua no faltan en ningún hogar ortodoxo como decoración, pero también se realizan cocidos para degustarlos hoy, Domingo de Resurrección.

LIMPIEZA.

La renovación ortodoxa es tan completa en Semana Santa que además de centrarse en el interior de los fieles, aprovechan para limpiar a fondo sus casas, e incluso es costumbre estrenar algo de ropa nueva.

EPICENTRO.

Tarancón es epicentro de la cultura ortodoxa todo el año, pero especialmente en sus fiestas, gracias a la existencia de una iglesia desde hace una década y de la asociación Hispano Rumana de la provincia.