El poeta granadino José Luis Martínez Clares ganó el pasado 18 de enero la octava edición del premio de poesía Frederico Muelas con la obra Lo que mirarán tus ojos. Un trabajo que destacó sobre los 321 que se presentaron a la convocatoria «por su actualidad», según declararon los miembros del jurado. Martínez Clares habla con La Tribuna sobre el reconocimiento.
¿Qué supone para usted haber ganado el VIII Premio de Poesía Federico Muelas?
Supone cumplir un sueño porque no todos los días ocurren estas cosas. Un poeta siempre está creando, pero no es consciente de que un día, sin esperarlo, pueda ver reconocido su trabajo. Y eso, para cualquier persona, es muy importante.
¿Es asiduo a este tipo de certámenes literarios?
Cada vez menos. Sí lo hacía con cierta asiduidad cuando comenzaba, porque confiaba más en la suerte y en la justicia. Con el tiempo, lo he ido dejando y he ido seleccionado más. No obstante, sí es verdad que cuando saco un poemario nuevo lo envío a uno o dos certámenes, porque es una forma de cotejar qué opinión merece el trabajo.
¿Qué nos dice de Lo que mirarán tus ojos?
Es una obra un tanto original en el sentido que utiliza el mundo del cine, es decir, la ficción, para explicar la realidad que nos rodea. Es una perspectiva bastante novedosa que tenía muchas ganas de hacer porque soy un gran aficionado a la cinematografía y siempre que puedo intento coligar esos dos mundos, muy próximos a la literatura. También supone un homenaje a los escritores de cine, a esos guionistas que llevan años y años haciéndonos disfrutar con textos magníficos. Así, en este poemario todos los poemas tienen referencias escritas a frases de cine o escritores que han realizado fantásticos guiones.
En lo formal, ¿qué nos puede decir de los poemas que componen la obra?
Atendiendo a mi espíritu narrativo, todos los poemas cuentan algo. No creo en la poesía por la poesía. Respecto al lenguaje, puedo decir que es cotidiano, creíble y real. El objetivo es que sea poesía apta para ser leída por gente que no lee poesía, por lo que cuido el léxico para que no haga poco creíble lo narrado.
Usted recurre al cine en su poemario, ¿han cambiado los temas de referencia en la poesía moderna?
Con el tiempo van cambiando, pero los grandes temas siguen presentes, entre ellos, la confusión, el paso del tiempo, la muerte, el (des)amor, las paradojas del destino o el humanismo. Pero a ellos hay que sumar otros fruto del contexto en el que vive el autor y, así, yo hablo de la injusticia social, las nuevas formas de comunicación... Cualquier tema de actualidad puede derivar en un poema. La capacidad de moción en el lector surge cuando se abordan cuestiones que le tocan directamente. Si hoy en día habláramos de caballeros medievales y princesas, difícilmente podríamos llegar a tocar la fibra sensible del lector.
Imagino que inspirarse en temas cotidianos le hace estar en estado de alerta la 24 horas del día.
En cierto modo sí. La inspiración puede nacer de cualquier cosa: una circunstancia, una experiencia, una anécdota o de la propia palabra. A veces, los poemas surgen de forma global y otras veces los coses retal a retal.
¿Cómo se reflejan sus referentes literarios en su obra?
Como poeta tengo un abanico muy amplio de autores de referencia, aunque no pertenezco a ninguna corriente ni me dejo influenciar por ninguna escuela en concreto. Pero sí soy un gran seguidor de poetas tan dispares como José Manuel Caballero Bonald o el poeta asturiano David González. Si se pasea por mi obra se ve que la influencia es amplia. No cabe duda de que uno escribe lo que lee. Si las lecturas son variadas, las influencias son variadas y el gusto es variado.
Tengo entendido que es aficionado a la fotografía, un medio al igual que la poesía al servicio de la exaltación de la belleza.
La fotografía y la poesía están muy próximas porque las dos están vinculadas a la imagen. Un poema será más rico cuando más capacidad tenga de evocar una imagen al lector.
¿Le lleva esta afición a explorar el camino de la poesía visual?
Me importa el impacto visual del poema –cómo están encadenado los versos, cuál es su disposición,...–, más que darle una disposición geométrica o visual determinada como si fuera una obra pictórica o una fotografía.