Un gran gol de James Rodríguez en los momentos de más dificultad en el Santiago Bernabéu del Real Madrid desde la llegada de Zidane, sacó ayer airoso al equipo blanco de un duelo trepidante ante el Athletic, que puso en apuros a base de presión a un rival que resucitó con el regreso de la imagen decisiva del astro colombiano y un doblete de Cristiano Ronaldo.
Arrancó un duelo de alta intensidad, de esos que dejan gran sabor de boca a cualquier aficionado al fútbol, con Benzema asistiendo al luso, que, en carrera, recortaba con la izquierda y con la diestra colocó en la escuadra el primer tanto del partido. Cuestionado por la ausencia de goles en citas importantes, el portugués comenzó a reivindicarse en un día en el que estuvo fino.
El tanto en contra no frenó al conjunto vasco, primer equipo en la ‘era Zidane’ que presionó arriba al bloque ‘merengue’, con un marcaje especial a Modric y Kroos. Su valentía generó problemas continuos a un equipo incapaz de superar la primera línea de presión, que cedió la pelota a los ‘leones’ y mostró debilidad en defensa, especialmente por el lado derecho, con un Danilo que mostraba su inseguridad en cada acción. Sin embargo, los méritos del conjunto visitante no tuvieron acierto rematador. Y, de hecho, el tanto del empate llegó con un regalo en la falta de entendimiento entre Varane y Keylor Navas. El central francés erró al ceder hacia su portería y el portero precipitó su salida. Cuando quiso lanzarse por el balón era imposible llegar. Eraso marcó a placer, a puerta vacía.
El duelo adquirió entonces un ritmo frenético, se perfilaba como el más complejo desde la llegada de Zidane, que veía como Keylor Navas volaba para salvar un cabezazo de Aduriz a otro centro desde la banda que debía tapar Danilo. En el otro área el más insistente era Cristiano. El partido estaba vivo, con ocasiones en las dos áreas y Aduriz extendiendo su momento de peligro. Pidió mano tras un remate y el travesaño repelió otro en el que ganó la zona a Ramos.
Decisivo. Las continuas llegadas del Athletic, fruto de su buena colocación y el sistema de Valverde, sacaron a relucir el único momento de dudas del equipo de Zidane como local. Fue justo cuando apareció James. Disfrutaba del partido, con mucha movilidad, asociándose con sus compañeros cuando generó una acción en la que se perfiló, se acomodó ante dos rivales a su zurda y colocó un balón imposible para Iraizoz. Por primera vez en su peor campaña en España volvía a sentirse decisivo. Así lo celebraba, repleto de rabia.
Restaban siete minutos para el descanso y no hubo tregua. Pudo empatar el Athletic inmediatamente, con Merino reclamando de nuevo penalti, pero fue Kroos, libre de marca, quien amplió la ventaja para los blancos.
Tras el paso por vestuarios, las ocasiones se redujeron, con la mente de los blancos puesta en el regreso de la Champions y su partido en Roma de octavos de final. Defensivamente, el equipo de Zidane siguió mostrando muchos aspectos a mejorar.
Elustondo acabó marcando sobre la hora cuando el duelo ya estaba sentenciado. Cristiano había firmado para entonces su doblete y el Madrid mostraba que en el Bernabéu es altamente fiable. Le falta por corregir su falta de continuidad a domicilio.