La tensión entre Fernando Alonso y la escudería McLaren escaló ayer varios peldaños en el Gran Premio de Fórmula Uno de Japón, precisamente la casa de Honda, el origen del problema. «Vergonzoso, muy vergonzoso», se quejó el piloto por radio en plena carrera, incapaz de poder contener los ataques de los rivales. «¡Motor de GP2, motor de GP2!», gritó el doble campeón del mundo criticando los propulsores de la firma nipona. Parecía que el asturiano descargaba así la frustración de una temporada para olvidar: siete abandonos, apenas 11 puntos y muchos fallos mecánicos. Hace tiempo que, tanto el español como su equipo, piensan ya en 2016.

El jefe de McLaren, Ron Dennis, no dudó en responder con tono severo a las críticas de Alonso. «No son muy constructivas cuando estás intentando crear una relación fuerte con Honda», explicó después de la prueba, aunque añadió que, en el fondo, comprendía a su piloto: «Lo puedo entender, no es algo de una carrera. ¿Lo justifico? No. ¿Me voy a enfadar? No».

Horas más tarde, el ovetense lamentó que su grito de «motor de GP2» se hubiera hecho público. «A veces pinchan las radios, otras no, pero deberían ser cosas del equipo», escribió en su cuenta de Twitter, donde reiteró de nuevo el apoyo a McLaren y a Honda. Incluso, a pesar de que la temporada 2015 es posiblemente la más frustrante de su trayectoria, Alonso repitió que su futuro está en McLaren: «Que nadie tenga duda de que tengo tres años con esta escudería y los cumpliré. De hecho, creo que mi carrera acabará aquí».