La población en la provincia de Cuenca se redujo en 12.233 personas en los últimos cuatro años al pasar de 219.138 habitantes contabilizados a 1 de enero de 2011 a los 206.905 que se registraron un año más tarde.
Las causas y consecuencias de un descenso poblacional tan acusado no son fáciles de explicar. Joaquín Saúl García Marchante, geógrafo y profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha, lo analiza y saca una conclusión rotunda: «Hay partes de Cuenca que a día de hoy son desiertos demográficos».
Según este profesor, las razones que explican la pérdida de más de 12.000 habitantes se circunscriben a tres puntos, la marcha de inmigrantes, la huida de jóvenes españoles que buscan una mejor oportunidad en otros países y la alta tasa de mortalidad no compensada con un número suficiente de nacimientos.
García explica que, desde 2005, la población creció de manera importante hasta que estalló la crisis, en 2007. Un ejemplo que muestra la entrada masiva de inmigrantes fue que «muchos pueblos abrieron guarderías para afrontar la llegada de esta población, que suelen tener más hijos que los españoles». Pero ahora, «estoy seguro que «muchas habrán cerrado». A partir de 2007, aquellos que se quedaban sin trabajo, veían como el tiempo hasta encontrar otra ocupación laboral se alargaba», con lo que la emigración tanto de españoles como de extranjeros, era «cuestión de tiempo».
García observa que «hay partes de Cuenca que a día de hoy son desiertos demográficos». Concreta que las únicas zonas con un futuro «más o menos prometedor», son Cuenca capital y el eje de la Nacional 301, es decir, las zonas de La Mancha y La Manchuela. Incluso augura que los pueblos de menos de 500 habitantes «están destinados a morir en los próximos años».
Sobre los inmigrantes, García señala que actualmente constituyen el 11 por ciento de la población de la provincia, aunque «en poblaciones como Alberca de Záncara o Las Pedroñeras llegaron a ser el 18 y 12 por ciento respectivamente». Este profesor de geografía explica que «el problema de la despoblación tiene difícil solución», puesto que si los residentes, generalmente jóvenes, emigran, el número de nacimientos también disminuye, lo que provoca que el problema se perpetúe.
García concreta que «no hay una varita mágica», aunque sí especifica que las soluciones que habría que tomar para paliar esos desiertos demográficos pasan por «aprovechar mejor los recursos que tiene Cuenca». Entre los posibles caminos a seguir detalla la necesidad de mejorar el mundo rural, «promover la creación de asociaciones de agricultores», potenciar los sectores vitivinícola y de legumbres, «sacarle provecho al agua «que sale de Cuenca y no repercute en la provincia» y conseguir un turismo «bien ordenado».
Densidad de población. Ya en 2007, Cuenca era una de las provincias con menor densidad de población en España. Junto con Zamora, Soria, Guadalajara, Teruel y Huesca, no superaba los 20 habitantes por kilómetro cuadrado. Por comunidades autónomas, Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León, y Aragón son, por este orden, las que cuentan con más desiertos demográficos. En Aragón, por ejemplo, son 28 habitantes por kilómetro cuadrado; en Castilla y León, 27; y ni Extremadura ni Castilla-La Mancha llegan a esa cifra, están en 26,7 y 26,6 habitantes por kilómetro cuadrado, respectivamente. Y eso contando con la alta densidad de población que se da en las capitales.
Tal es así que Aragón, Asturias, Galicia, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura se unieron en febrero para reclamar al Gobierno una nueva ponderación de las variables de densidad, dispersión, envejecimiento y población protegida en la revisión del sistema de financiación autonómica.