Bellas Artes descubre 'su paleta de colores' a los nuevos alumnos

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El campus más artístico de Cuenca abrió sus puertas a más medio centenar de alumnos que quisieron descubrir, en compañía de sus padres y amigos, las instalaciones que ofrece el edifico Antonio Saura

Bellas Artes descubre ‘su paleta de colores’ a los nuevos alumnos - Foto: Nestor De La Vega Robayna

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Algunos llevaban más de cuatro años estudiando y sólo querían disfrutar del edificio, que durante meses les obliga a dejar de lado el ocio por los exámenes. Otros, en compañía de sus familiares y amigos, descubrían una universidad para ver si la elegirían como futura opción académica. Todos querían conocer el edificio más artístico del campus conquenese, con o sin guía, pero con mucho arte, y es que estando donde estaba no podía ser de otra forma.
A las doce de la mañana, con un encuentro en el salón de actos, se inició ayer la jornada de puertas abiertas de la facultad de Bellas Artes. Una cita en la que el edificio Antonio Saura abrió sus puertas para que alumnos interesados en el grado que aquí se imparte se empapen de las instalaciones. 
Desde el aula de escultura, la de fotografía, dibujo artístico, biblioteca, sala de ordenadores... los nuevos aspirantes descubrieron cada rincón de la que, esperan, será su nueva casa. 
Pero los padres, que acompañaban a estos nuevos alumnos, se preocupaban más por los créditos, las especialidades, las diferencias entre licenciaturas y graduados, y otras cuestiones que como explicaba una de las madres que acompaña a su hija, «todavía no entendemos muy bien».
Los profesores, que acompañaron a los visitantes durante la jornada, señalaban las aulas tan pequeñas y la enseñanza tan reducida que reciben en Bellas Artes. «Son clases de 20 o 25 personas», remarcaban.
Entre los asistentes había de todo, algunos de ellos sí estaban seguros de querer estudiar Bellas Artes en el campus.  Aitor Sánchez, es uno de esos futuros alumnos y busca transladarse desde Madrid a la ciudad. «Es una cuestión de comodidad, además me han hablado bien de este campus y considero que es una muy buena opción para mi formación. Tengo familia aquí y me resulta bastante cómodo», subrayó.
Otra de las posibles alumnas, conquense, comentaba que ya había visitado la facultad de enfermería y de magisterio. Remarcó que aunque  no se ve en la facultad, «el saber no ocupa lugar».
Francisco Javier Díez de Baldeón, decano de la Facultad de Bellas Artes, señaló que a pesar de las fechas, la asistencia cumplió con las expectativas. «Queremos que se conozca el centro y los alumnos quieran venir aquí», explicó. Desde la facultad, tanto profesores como alumnos remarcaron el arte abstracto y contemporáneo como la mejor baza con la que esta facultad se puede vender. Como si su nombre, Antonio Saura, fuese sólo la puerta a un mundo donde la educación en las nuevas formas de arte es el pilar principal.
 
Tras los pasos del adulto. Durante el recorrido por la universidad, los visitantes conocieron una variada colección exposiciones en las que se mostraban los trabajos de fin de grado de los alumnos que salen este año por la ‘puerta grande’ del la facultad.
La muestra, con un nombre muy idóneo, Nuevos Tripulantes, encantó a muchos de los visitantes. Uno de los padres de los alumnos señalaba el aire contemporáneo de todas las obras. «Cuando ves trabajos como estos piensas que cómo es posible que alguien sea capaz de hacer esto y de tener imaginación para llevarlo a cabo. Seguro que aquí les dan un empujón para llegar a este resultado», se alegraba.
La jornada, que discurrió de forma distendida, concluyó con un concierto y un pequeño picoteo entre padres, alumnos, aspirantes a estudiantes y profesores que hizo del encuentro, una reunión de familia. 
 
Música y ‘performance’ visuales para dar el broche final a la jornada de puertas abiertas
No sólo se pudo disfrutar del arte de los alumnos que se han graduado este año, también se dio la oportunidad de bailar e interactuar con arte visual durante la visita al campus de arte.
La artista Esther Rodríguez-Barbero realizó una performance en la que pudieron interactuar, de forma pasiva y activa, los visitantes.Como explicaba la propia artista, minutos antes de comenzar  la actuación, «en esta performance los visitantes irán ayundándome a apilar cajas de cartón sobre la que se proyectarán imágenes tomadas en el mismo momento». Una forma muy visual en la que la sala, llena, se vio sorprendida por sus propias siluetas, reflejadas en cajas de cartón, durante el transcurso de la actuación.
Actualmente, Esther Rodríguez-Barbero reside en Madrid y cursa un máster en Práctica Escénica y Cultura Visual, en la capital de España.
Para que el toque festivo no se quedara sólo en las pinceladas de color de algunas de las creaciones artísticas que se mostraban con la exposición Nuevos Tripulantes, el grupo Kiev Cuando Nieva interpretó canciones en el hall del edificio Antonio Saura para que el pequeño aperitivo de despedida se hiciese más ameno.