Insignia real

Manuel Pérez
-

El Cabildo catedralicio cumplió ayer con la tradición de entregar a la Corporación municipal el pendón con el que el rey Alfonso VIII entró a la ciudad de Cuenca el día de la reconquista hace hoy 837 años

Insignia real - Foto: Reyes Martínez

Más fotos:

- Foto: Reyes Martínez
- Foto: Reyes Martínez
- Foto: Reyes Martínez

 
Cuenta la tradición que después de seis meses de asedio, el rey Alfonso VIII entró en Cuenca el 21 de septiembre de 1177 llevando junto a sí, y sobre el arzón de su cabalgadura, una talla de la Virgen del Sagrario y un pendón que supondría el cambio de la media luna mora por la cruz cristiana en los estandartes de la ciudad.
Ayer, nueve siglo después de la gesta del monarca y como se viene haciendo desde 1581, la capital volvía a recrear ese momento histórico con el acto de carácter cívico-religioso del traslado del pendón
Manuel Martínez, como concejal más joven del Ayuntamiento -un gesto que recuerda a que Alfonso VIII tenía tan sólo 18 años cuando reconquistó Cuenca-, fue el encargado de portar la insignia real desde la catedral al Ayuntamiento. 
La solemne ceremonia comenzó a las cuatro y media de la tarde en el interior de un templo lleno de fieles y con la presencia, en el altar mayor, de la imagen de San Mateo tallada por José Antonio Jiménez Langa y la de la Virgen del Sagrario. El paso inexorable del tiempo cambia periódicamente los protagonistas del acto, pero no el discurso, que conserva incluso los giros lingüísticos propios del castellano antiguo.
«¿Prometéis pleitesía y homenaje a esta enseña de la ciudad de Cuenca y devolverla mañana por la mañana según la costumbre y tradición?», dijo el deán, Miguel Ángel Albares, dirigiéndose a Martínez Gascueña, quien asintió con un «sí prometo». Acto seguido, el representante del Cabildo catedralicio entregó el pendón mediando las palabras: «Os entrego la enseña con que se ganó esta ciudad, para llevarla en procesión hasta la Casa Consistorial. Y la devolveréis mañana por la mañana según costumbre y tradición». A lo que el edil contestó un: «Prometo devolverla, pues con ese fin la recibo».
La única particularidad del acto de éste año fue la lectura de un planto por parte del clérigo  extraído de un códice musical, con el que se pretendía rendir homenaje a la figura de Alfonso VIII en el octavo centenario de su muerte.
Una vez finalizado el acto con el que el poder religioso transfiere el icono de la reconquista al poder civil, la Corporación municipal -estuvieron presentes 17 miembros-, bajo maza, dio inicio a la procesión por el interior del templo en compañía de los representantes de las peñas mientras el órgano entonaba una pieza religiosa. Además del alcalde, formaban la comitiva el subdelegado del Gobierno de España, Ángel Mariscal y el delegado de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Cuenca, Rogelio Pardo.
A las puestas del templo primado de Cuenca, la comitiva hizo un alto para ver como el grupo de recreación Conca realizaba una breve representación, a la que siguió la interpretación del himno nacional por parte de la Banda de Música de Cuenca. 
El cortejo retomó la marcha para recorrer los apenas 200 metros que separan la catedral del Ayuntamiento, lugar en el que se volvía a interpretar el himno de España mientras que el concejal subía el pendón al balcón consistorial para mostrarlo al pueblo en compañía de los maceros. 
La insignia real pasó la noche bajo llave en la casa de todos los conquenses a la espera de que esta mañana, a las diez y cuarto, sea devuelta al Cabildo, que la custodia y exhibe durante todo el año en la capilla de San Mateo. 
El programa para hoy prevé además una misa a las diez y media y una ofrenda floral frente a la estatua de Alfonso VIII.