Los últimos de la Selectividad

Efe
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Cerca de 200.000 jóvenes cierran este año una etapa de la historia de la educación. A partir de ahora, la Lomce prevé una nueva evaluación al terminar el Bachillerato

 
Alrededor de 200.000 alumnos de toda España, estudiantes de bachillerato principalmente, cerrarán este año una etapa de la historia de la educación española, la de Selectividad, puesto que serán los últimos que se sometan a la Prueba general de Acceso a la Universidad (PAU).
Tras cuatro decenios y miles de alumnos examinados, el sistema cambiará el curso próximo. 
Asturias es la comunidad donde antes se celebrarán las pruebas ordinarias de la última Selectividad, los días 1, 2 y 3 de junio.
En último lugar están convocados los alumnos de Andalucía, Castilla y León y Cataluña (14, 15 y 16).
Además, seis autonomías (Asturias, Canarias, Comunidad Valenciana, Extremadura, el País Vasco y La Rioja) adelantan la convocatoria extraordinaria a julio, para desarrollar las recuperaciones y poder subir nota. En Navarra será entre junio y julio; y el resto la mantiene en septiembre.
La Lomce prevé que la nueva evaluación de Bachillerato, que se efectuará por vez primera al terminar el curso 2016-2017, sea obligatoria para obtener el título de estos estudios secundarios y la que sirva para acceder a los universitarios.
Su resultado no tendrá efectos para el título de Bachiller en 2017, pero contará ya para entrar en la Facultad que se desee, con lo que desaparece la PAU.
Por su parte, la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes rechaza tanto la Selectividad como la evaluación final de Bachillerato y teme que las escuelas superiores impongan «arbitrariamente» pruebas propias de acceso desde el año próximo.
«Siempre hemos apostado por una evaluación transversal de muchos factores. Se tiene que tener muy en cuenta la opinión del profesorado que ha estado con el estudiante durante el Bachillerato, pues ha de tener más importancia que una prueba de uno, dos o tres días concretos», argumentó ayer su presidente, Carles López.
La Coordinadora Representantes de Estudiantes de las Universidades Públicas (Creup) entiende que el sistema de Selectividad ha cumplido su propósito, «filtrar el acceso a la Universidad», pero «no es efectivo ni justo ni garantista para el alumno».
Su dirigente, Luis Cereijo, aseveró que el estudiante se la juega «todo a una carta». Además, es una prueba sobre conocimientos «memorísticos», cuando el Espacio Europeo de Educación Superior va hacia un modelo de evaluación por competencias, «mucho más interesante y justo».
También criticó el modelo de la Lomce, un «parche» que «no garantiza» la igualdad de oportunidades. Y pidió una «moratoria» con «garantías curriculares» para los que suspendan la Selectividad este año y quieran volver a examinarse.
Desde la reforma de 2010, la PAU consta de una fase general obligatoria y otra específica voluntaria para subir nota.
La general tiene cuatro exámenes (cinco si hay lengua oficial autonómica): Lengua castellana y Literatura; Lengua extranjera según elija el alumno (alemán, francés, inglés, italiano o portugués); Historia o Filosofía según decida el estudiante y una materia de modalidad de Bachillerato que él escoja.
El aprobado se consigue con un cinco o más como resultado de sumar el 60 por ciento de la nota de Bachillerato y el 40 por ciento de la calificación de la fase general, siempre que se obtenga al menos un cuatro en ésta. 
En la específica, siempre sobre materias de modalidad, el alumno puede subir hasta cuatro puntos.