Baño de masas en San Julián

D. Guijarro
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El buen tiempo permitió que miles de conquenses subieran a la ermita de San Julián el Tranquilo donde por momentos fue necesario organizar las subidas • La Agrupación de Amigos del santo repartió 10.000 panecillos

San Julián portado en procesión - Foto: Nestor De La Vega Robayna Reyes Martínez

San Julián vio ayer por un día rota la tranquilidad de la que hace gala en su ermita durante el resto del año para darse un auténtico baño de masas. Fueron miles los conquenses que pasaron por el santuario para cumplir con la tradición o bien para disfrutar de un día festivo en la belleza del entorno de la hoz del Júcar.

«La gente no tienen miedo al frío, solo a la lluvia o la nieve», decía Carlos Soria, secretario de la Hermandad de Devotos de San Julián el Tranquilo, para explicar la afluencia de gente que ayer tenía el santuario. Pero es que además el sol brilló y a las doce del medio día los termómetros registraban unos apacibles 15 grados. Esto hizo que a lo largo de toda la jornada fueran «miles» los conquenses que desafiaron la empinada subida para visitar al patrón.

«Ha habido mucha más gente que otros años», aseguraba Soria al final de la jornada pues relataba que hasta bien entrada la tarde todavía había fieles que continuaban con la ascensión al santuario. Y eso que a media mañana el máximo responsable de la Hermandad mostraba su ‘temor’ a que la coincidencia del Día de Cuenca en Fitur y el puente que estos días han hecho en los centros escolares pudieran disminuir la asistencia de gente.

Reparto de panecillosReparto de panecillos - Foto: Nestor De La Vega Robayna Reyes Martínez Así, durante la primera de las misas celebradas en la puerta de la ermita a las 11,00 horas, la asistencia fue «algo más floja», pero en las de las dos siguientes y en la procesión, «la gente no cabía en la explanada y los pasillos», aseguraba un pletórico Soria que afirmó estar «profundamente satisfecho» de cómo había transcurrido la jornada.

10.000 panecillos. Cada año son más lo conquenses que se acercan a la ermita para visitar al que fuera el primer obispo de la diócesis de Cuenca en su día grande y por ello la Hermandad había preparado este año más avituallamiento que en otras ocasiones.

Unos niños disfrutan de la caridad del patrónUnos niños disfrutan de la caridad del patrón - Foto: Nestor De La Vega Robayna Reyes Martínez En los dos accesos por los que se puede subir hasta el lugar donde la tradición cuenta que se retiraba el santo para orar y hacer sus cestos, los hermanos habían preparado los puestos para repartir la caridad consistente en los tradicionales panecillos. Pocos eran los que se saltaban la cola para recogerlos y cobrar fuerzas  para emprender la dura subida.

Este año la hermandad incrementó en 1.000 unidades las realizadas con respecto a 2014 y encargaron un total de 10.000 aunque en el inicio de los caminos sólo se repartieron 8.000.

Este incremento hizo que el reparto durara más tiempo que el pasado año, ya que según algunos de los voluntarios que colaboran con la organización, en aquella ocasión sólo hubo suficientes hasta las dos de la tarde. Este año, con 1.000 panecillos más, el reparto concluía media hora después. «Ha habido mucha gente que ha venido después y no se ha podido llevar el panecillo, es una pena», decía el secretario.

Familias y amigos compartieron la comidaFamilias y amigos compartieron la comida - Foto: Nestor De La Vega Robayna Reyes Martínez

Familias completas. La mayoría de las personas que ayer compartieron la jornada con el patrón lo hicieron acompañadas de las familias. La devoción no tienen edad y eso se dejó notar ayer en las laderas de la hoz. «Una de las cosas que más me llena de orgullo es que este año ha venido mucha gente joven», decía Soria.

En este sentido asegura que uno de los retos que tiene por delante es intentar que éstos se involucren dentro de la hermandad para asegurar un relevo generacional y que la tradición perdure por muchos años. Un punto que viendo la afluencia de conquenses ayer parece estar asegurado.

La explanada se llenó durante las misasLa explanada se llenó durante las misas - Foto: Nestor De La Vega Robayna Reyes Martínez Uno de estos voluntarios que ayer colaboraba es Rafael Belinchón quien asegura que desde hace 14 años no entiende subir a ver el santo sin colaborar con la Hermandad para que todo salga bien. «La devoción es venir aquí pero a trabajar, a limpiar y a todo lo que haga falta», comenta al tiempo que señala el gran trabajo que se realiza en los días previos y después de las masiva peregrinación para que todo salga perfecto.

Asegura que a diferencia del pasado año cuando la llegada de personas era más continua, «en esta ocasión han venido por oleadas. Había momentos que parece que venía poca gente y acto seguido se acumulaban las colas». Lo único que lamentaba ayer Belinchón era no poder ofrecer un panecillo a todo el mundo. «Me da pena la gente que no puede venir antes por motivos de trabajo y cuando llegan ya no quedan panecillos», decía, al señalar la gran participación de este año.

Los conquenses fieles a la tradición
Los conquenses fieles a la tradición - Foto: Nestor De La Vega Robayna Reyes Martínez
Los responsables de la Hermandad señalaban la mano del santo como protección para que todo saliera bien y en este sentido los efectivos de Protección Civil, que contribuyeron al buen desarrollo de la jornada, aseguraron que ésta había transcurrido sin «incidentes reseñables» y que su trabajo se había limitado a la organización de la subida y esparcir sal para evitar las placas de hielo.