«El futuro del teatro de actor en Cuenca es muy negro"

Redacción
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Ángel Suárez, presidente de la Asociación Amigos del Teatro

Se abre el telón en Cuenca. Del 21 al 28 de octubre se desarrolla la undécima edición de la Bienal Internacional de Teatro de Actor (BITA) que llenará varios escenarios de la capital de teatro de clown, de calle, nocturno, infantil, radiofónico, narraciones y de encuentros donde el actor es el máximo protagonista. La asociación Amigos del Teatro organiza este undécimo festival que se desarrolla cada dos años y que en esta edición añade un  homenaje a dos de las figuras más influyentes en el teatro  independiente, Petra Martínez y Juan Margallo. BITA resiste a los tiempos de entretenimiento digital, procura atraer a las generaciones más tempranas, consolidar a los aficionados de toda la vida y seguir significando el trabajo del actor. 

Para los que no conozcan aún este festival, ¿qué es BITA y cómo surgió la idea de crear un nuevo certamen dedicado al  actor?

BITA es un festival que surge para dar a conocer las grandes posibilidades que puede tener el actor para trabajar, los recursos y las opciones que pueden existir para actuar. Es una manera para conocer el mundo del teatro a través de los actores, que sean ellos los que nos lleven y nos enseñen la escena teatral. La vida y las situaciones económicas han hecho que nos adaptemos, pero permanece la esencia que queremos transmitir. Que el mensaje del actor nos llegue desde su forma especial de comunicar y trabajar. 

Quisimos hacer un festival de teatro que no fuese como los demás, que no desapareciese y que tuviese una lógica a nivel nacional. Había festivales específicos, de autor, clásicos, pero queríamos que el actor fuese el protagonista absoluto. Allá por el año 1994, cuando la asociación era inicialmente de espectadores, se acabó con la etapa de los grupos de teatro. Los que quedamos pensamos que se debía hacer algo con la asociación y volvimos a los orígenes. En 1996, surgió la idea de crear BITA. Tuvo que ser bianual porque teníamos que compaginar con Titiricuenca y no había más dinero para promocionar ambos al año. 

¿En qué ha evolucionado BITA desde el principio y cómo se ha ido transformando en el tiempo?

Las ayudas económicas siempre nos ha condicionado en todos estos años. No podemos traer a gente como La Zaranda, porque no podemos pagar esos cachés, pero no por eso desmerece el festival. Hay que destacar la peculiaridad que hemos tenido siempre con el teatro iberoamericano, aprovechando las giras que pasan por España. Además, siempre hemos estado dispuestos en dar a conocer el teatro que se hace allí y, de hecho, en esta edición vienen un narrador y dos grupos de teatro de Chile, de gran nivel, que están arrasando allá por donde van.

¿Qué presupuesto tendrá finalmente BITA y cómo les ha afectado saber la cantidad hasta el último instante?

Fíjate, llegamos a tener  54.000 euros y ahora no llegamos a los 24.000. Antes los cachés eran más altos que ahora. El problema es que somos más asociaciones y personas las que pedimos ayudas para organizar eventos. Creo que se debería separar una actividad determinada con un festival como éste, de carácter internacional, que se realiza en ocho días. 

Queremos que nos comparen con la Semana de Música Religiosa de Cuenca, que en siete días hacen treinta y tantas actuaciones, las mismas que nosotros presentamos al público. Si nosotros tuviésemos el presupuesto que tienen ellos, BITA sería un festival enorme y maravilloso con obras de estreno que triunfan en otros países, pero el presupuesto que tenemos nos condiciona. No saber con qué dinero vamos a contar nos causa un gran problema. Es como si empezásemos de cero. 

¿Hay alguna novedad respecto a los escenarios o son los habituales?

Pues sí. Este año hemos simplificado espacios, porque todo se ha atrasado mucho al desconocer con qué dinero contaríamos hasta el último momento. Además, teníamos la Iglesia de San Miguel para las nocturnas y los microteatros, pero no podemos actuar allí y esa decisión nos ha dejado un poco cojos. Si llovía teníamos un lugar cerrado, así que los microteatros los llevamos al Museo de las Ciencias. Con el teatro de calle no tenemos alternativa. Si cae agua habrá que suspender porque nadie nos ha ofertado un espacio alternativo. Otra actividad que organizamos el sábado 27, y de carácter gratuito, se realiza en el Pub Vaya Vaya. Eso sí, seguimos insistiendo en el teatro de la calle, en el espectador infantil. Hemos programado actuaciones para que los niños vengan con las escuelas y durante el fin de semana, que es cuando más tiempo tienen para que disfruten las familias. 

Este año vuelven  a programar, junto a Radio Kolor, varias sesiones del llamado teatro radiofónico. ¿Esta es otra herramienta para atraer al nuevo público?

El teatro ya no sólo es en la sala. Hay espectáculos en otros escenarios y también en la radio, que en su momento fueron importantes. Ese era uno de los centros de atención de la gente, con aquellos culebrones y novelas radiofónicas que se hacían y que yo también oí de niño. Habrá gente a la que le guste y otra a la que no, pero es otra forma de hacer teatro y nuestro deber es recuperarlo.

Por primera vez en las ediciones de BITA se reconocerá la labor de Petra Martínez y Juan Margallo ¿Cómo se gestó la idea de homenajear a estos dos grandes actores?

En cada edición de BITA siempre buscamos hacer algo nuevo. Como es un festival del actor pensamos que faltaba un premio. Tanto Petra como Juan estuvieron en la primera etapa de Amigos del Teatro. De 1974 a 1980 se hicieron cuatro festivales y ellos participaron con el llamado Gayo Vallecano, el colectivo cultural de Vallecas, y con Tábano. Luego surgió Uroc Teatro, que también vino aquí a actuar dentro de nuestra programación y cuando había más recursos.

Creemos que es importante distinguir la trayectoria de alguien por su jubilación o porque desgraciadamente muere. Precisamente, en poco menos de un mes han fallecido dos de nuestros actores. Me refiero a Juan Carlos Torrecilla, Toci, y a Jesús Marco Valero, Chule, quien iba a actuar como clown el sábado a las 12 y media de la mañana. No nos da tiempo, pero lo haremos el año que viene. Son gente del teatro que merece un gran homenaje, aunque les recordaremos durante las actuaciones. Nos hemos quedado hechos polvo.

¿Cuál es la situación actual del teatro de actor en la provincia conquense? ¿Hay una hornada de nuevos valores que empujan desde abajo o irremediablemente deben buscarse la oportunidad en otros lugares? 

Es muy difícil. Si los actores amateur desaparecen, desaparece la esencia. No va a haber profesionales en la vida aquí. Cierto que hay colectivos que montan sus obras pequeñas, pero no he visto aún que salgan grupos. La Escuela de Arte crea opciones y posibilidades para ellos, pero la mayoría acabará por volverse a sus lugares de origen. Eso sí, el Auditorio siempre da la oportunidad de que sus obras puedan estrenarlas aquí. 

Amigos del Teatro tiene claro que nuestro objetivo es potenciar la escena y que la gente pueda actuar pero repito, está difícil porque no hay opciones de trabajo a nivel amateur. ¿Dónde están nuestros actores buenos? En Madrid, ganándose la vida.   Aquí pueden actuar alguna que otra vez y en la provincia no se contrata. Entonces, pienso que el futuro del teatro de actor en Cuenca es muy negro. Los que estamos con esto tenemos ya muchos años y no veo que haya un relevo generacional.