La herencia que 'blinda' a una generación

Héctor Madrigal
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El testamento de Virgina Pérez Buendía, con una gran fortuna, asegura la educación de las familias valverdeñas sin recursos con la convocatoria de becas a través de una fundación

La localidad de Valverde de Júcar. - Foto: Reyes Martínez

Un halo de luz y esperanza que garantiza un futuro mejor y permite sortear la crisis. Es el inmenso legado que deja la adinerada valverdeña Virginia Pérez Buendía, fallecida el pasado mes de septiembre en Madrid, al pueblo de Valverde de Júcar, de unos 1.200 habitantes.
 
Soltera y sin familiares directos ni descendientes, el testamento de esta mujer expresa su voluntad de ayudar a las familias del municipio que no pueden costear los estudios de sus hijos por culpa de los problemas económicos. Una acción loable, de gran valor humano, que será factible a través de la Fundación Pérez Buendía. Esta institución, de carácter benéfico-docente, convocará diferentes becas educativas a partir del próximo curso académico y dará un respiro a los vecinos.
 
«La intención es que estas ayudas beneficien tanto a escolares como a universitarios, quienes podrán hacer frente a esos gastos de formación y cumplir su sueño gracias a la voluntad de Virginia. La cuantía de las becas variará en función de la economía de los demandantes y del expediente académico del estudiante», detalla el alcalde de Valverde de Júcar, Pedro Esteso.
 
Aún sobrecogidos y emocionados por los últimos deseos de esta insigne vecina, el primer edil aún recuerda cómo se recibió esta grata noticia en el pueblo hace tan solo cuatro días: «La gente rompió en aplausos cuando se procedió a la lectura de sus últimas voluntades en la Casa de la Cultura. Es un orgullo que una persona apueste decididamente por la formación para construir un mañana mejor.».
 
El montante, una incógnita. La junta directiva de la Fundación Pérez Buendía está constituida por tres albaceas (el alcalde, el párroco y el juez de paz) y cinco personas que se sitúan al frente del patronato o la denominada comisión de seguimiento: un maestro, un agricultor, un comerciante, un asalariado y un industrial de la localidad.
 
A falta de definir formalmente los estatutos, esta fundación es ya una realidad, aunque aún se desconoce el valor total de la fortuna. «La cantidad exacta de su herencia es una verdadera incógnita porque aún debemos pedir un poder notarial para abrir sus cuentas y saber así el dinero exacto que tenía en acciones», argumenta el primer edil.
 
Mucho más claro es cómo se distribuirá ese montante económico. En esta línea, el 85 por ciento del mismo irá destinado a estas becas de apoyo, mientras que el 10 y cinco por ciento restantes servirán para el mantenimiento del capital y el pago de las gestiones administrativas, respectivamente. Así lo recoge el testamento, que ha tenido que adaptarse a la normativa vigente tras suscribirse en 1983.
 
Mantenimiento. La Fundación Pérez Buendía se sustentará con la explotación de las tierras agrícolas de esta valverdeña y con el alquiler de su piso de Madrid. Unos ingresos que posibilitarán que los vecinos de Valverde de Júcar colmen las expectativas educativas de sus hijos y no renuncien a una formación de calidad. 
 
«Era un mujer que vivía de las rentas de sus tierras y se dedicaba íntegramente a la agricultura, aunque sus familiares eran propietarios de una fábrica de harinas en el pueblo. Ella dirigía una finca, de unas 100 hectáreas, situada entre los términos de Hontecillas y Valverde. La verdad es que daba empleo a muchas personas porque es una propiedad importante», apunta el alcalde.
 
La huella de Virginia se ha ganado el corazón del pueblo: «Agradecemos mucho este gesto tan noble. Sus deseos nos llenan de felicidad y orgullo».
 
Pasos a seguir
Tras la lectura del testamento y la inminente constitución de la Fundación Pérez Buendía, los deseos de esta valverdeña están cada vez más cerca de convertirse en una dulce realidad.
 
El próximo paso será dar de alta esta fundación en el registro y finalizar el balance económico de las cuentas y acciones de su propiedad. Además, la junta directiva se encargará de pagar a Hacienda la liquidación de la herencia.
 
Una vez superados estos trámites legales, los estudiantes podrán acogerse a estas becas, cuya cuantía variará en función del tipo de estudios que se cursen. 
 
«En teoría, todo estará tramitado en unos cinco o seis meses», asegura Pedro Esteso, que no oculta el impacto que ha tenido la noticia: «La verdad es que había mucha curiosidad. Muchos creían que esa fortuna iría para el Estado, las monjas o alguna asociación de animales, pero al final nos hemos llevado esta sorpresa tan agradable. Es una decisión que refleja su amor y estima por Valverde de Júcar». 
 
Una mujer autónoma y reservada, dedicada a la agricultura
Virginia Pérez Buendía deja un gran poso de ilusión y optimismo en el corazón de Valverde de Júcar. Pese a tener un «carácter reservado» y viajar mucho a Madrid, esta valverdeña siempre tuvo muy presente a su pueblo desde niña, como recuerda el alcalde Pedro Esteso: «Vivía a caballo entre la capital y el pueblo. Era una mujer independiente, muy especial, con un fuerte arraigo en el campo y el ganado, ya que le encantaban los animales. Además, le gustaba mucho madrugar e ir a su finca para cuidar sus tierras y estar en contacto con la naturaleza. Estaba muy pendiente de sus negocios agroalimentarios y no le gustaba hablar en exceso».
 
Precisamente, el primer edil tuvo la oportunidad de conversar con ella en varias ocasiones y conocerla más de cerca. «Me reuní con Virginia varias veces para hablar sobre algunos asuntos que afectaban al pueblo y pude comprobar que era receptiva y se preocupaba mucho por su pueblo», sostiene.
 
El campo, su pasión  
Trabajadora por naturaleza, Virginia visitaba frecuentemente sus propiedades, donde cultivaba pipas de girasol y cebada. Y es que el campo era una de sus grandes pasiones. «Siempre estaba en contacto con sus trabajadores y se preocupaba de todos los detalles. Era una persona muy responsable que supo administrar bien la hacienda que le entregaron sus padres», concluye Esteso.