Felipe García Vélez: «Ojalá pueda ganar el Goya y dedicarlo a Cuenca»

Manuel Pérez
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El actor conquense opta esta noche a un Goya como actor de reparto por el papel de Justo Caralimpia en A cambio de nada'

 
El actor conquense Felipe García Vélez competirá esta noche en la 30º edición de los premios Goya por una estatuilla en la categoría de Actor de Reparto por su papel de Justo Caralimpia en A cambio de nada, la ópera prima del director Daniel Guzmán. García Vélez habla con La Tribuna horas antes de  la gala –a la que no podrá asistir por encontrarse trabajando en Sevilla– sobre lo que supone optar a este premio junto a actores como Manolo Solo, Javier Cámara y Tim Robbins.
¿Qué supone para usted ser el primer actor conquense en estar nominado a un Goya?
Sí, es verdad que estuvo nominado un corto protagonizado por Natalia Mateo, pero es la primera vez que un conquense opta al premio en la categoría de actor. Para mí supone una gran ilusión porque llevo toda la vida luchando por mi profesión. Y, si el premio es importante, más lo es todo lo que hay detrás de él. Estar nominado es de por sí un triunfo. Actores protagonistas hay muy poquitos, pero de reparto hay muchísimos en las muchísimas producciones que se realizan. 
¿Se esperaba este premio después de 35 años de carrera?  
El personaje es muy bonito, y sé que llega a la gente, pero era muy difícil. La película se estrenó en el mes de mayo, que no es el más apropiado. Suelen tener más tirón las películas que se estrenan más próximas a los Goya. Pero tuvo varios premiso en el Festival de Cine de Málaga y, gracias a eso y al esfuerzo realizado por Daniel Guzmán, que es un luchador nato, se ha visto. Yo tenía confianza, porque el personaje había recibido buena crítica, pero no tantas como para que así fuera, por lo que fue una sorpresa.
¿Hábleme de Justo Caralimpia?
Justo Caralimpia es un personaje muy tiempo. Es un pobre hombre con envoltura de triunfador con el que se puede identificar mucha gente. Es un personaje impostado, que asimismo se tiene por ganador, cuando lo cierto es que está desecho porque tiene ya cierta edad, está más solo que la una y tiene diferentes problemas. Pero, al mismo tiempo, es un personaje con una gran ternura y una gran humanidad, que decide hacer de padre de un niño, y lo hace lo mejor que puede. Para mí, interpretarlo ha supuesto un nuevo reto como actor porque he salido de mí mismo para meterme en la piel de un personaje con muchos clichés. 
¿Cómo ha sido trabajar con Daniel Guzmán en su ópera prima?
Lo primero que tengo que agradecerle es que pensara en mí para este personaje, el cual tenía muchas novias. Después, tengo que resaltar que es un chaval peleón, peleón, peleón, que le gusta sacar lo máximo de los actores en la búsqueda de la perfección actoral que a mí también tanto me gusta. Hemos chocado en la búsqueda de la excelencia, lo que ha sido todo un placer y nos ha enriquecido mutuamente.
¿Qué me dice de los actores que optan al Goya en su categoría?
Es un gran orgullo estar nominado junto a ellos. A Tim Robbins no lo conozco personalmente, pero es un actorazo y tiene el plus de ser un activista a favor de los derechos humanos. Manolo Solo es también un actor fantástico con el que he tenido la suerte de trabajar en varias ocasiones. Y qué decir de Javier Cámara. Es un tipo extraordinario, al que conozco desde hace muchos años, que ha dicho maravillas de mí. Incluso que me debería de llevar el Goya. Estoy orgulloso de ellos. 
¿Cómo fueron sus comienzos como actor?
Yo soy de Herrería de Santa Cristina, perteneciente a Carrascosa de la Sierra, pero me marché a Barcelona, donde hacía atletismo porque tenía buenas marcas. En la mili, a la que fui voluntario, conocí a un chico haciendo teatro para que le dieran permiso. Me fascinó ver la potencia que tenía y cómo conseguía hacer reír a 500 hombres vestido de folclórica. Y me dije: yo quiero hacer eso. 
Empecé a formarme con una buena profesora y pronto me dieron un papel como protagonista en una película sobre los anarquistas catalanes. Luego me vine a Madrid y he hecho de todo, porque esta es una carrera muy difícil. Yo siempre he pensado que era una carrera de fondo, y en cierto modo estoy encantado de no haber triunfado –entre comillas– de joven, y hacerlo ahora. 
El próximo 10 de marzo podremos verlo en Cuenca en Cuando deje de llover. Un laureado montaje.
Es una obra maravillosa que ha conseguido tres premios Max, entre ellos el de mejor espectáculo. Yo hago el papel de un hombre bueno que es capaz de inmolarse por amor por su mujer, que tiene alzheimer. Eso, en términos artísticos, es curativo. El mejor privilegio de un actor es tener humanidad, y ésta no se puede imaginar, hay que tenerla o no tenerla. Y yo he vivido mucho para adquirirla. 
¿Cuál es actualmente su relación con Cuenca?
Yo amo Cuenca y lo digo siempre. Allí viven mis padres, a los que visito regularmente, y tengo amigos como Gonzalo Pelayo. Mi relación con mi tierra es absolutamente de amor. Por eso me resulta doloroso ver cómo a nivel político o social todo el mundo barre para su lado y tira balones fuera. Deberíamos dejar el postureo para remar todos en la misma dirección, ser exigentes con nosotros mismos y construir de forma positiva aportando nuestro granito de arena. Ojalá pueda ganar el Goya y dedicarlo a Cuenca. Es una ciudad magnífica, pero le pasa algo. Lo pienso cuando voy y veo que viajo solo por la autovía o que hay muchos negocios cerrados.