Un paso detrás del telón

SPC
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Emilio Gutiérrez Caba, uno de los grandes referentes de la interpretación en el país, se cambia ahora al mundo de la dirección con 'La cueva de Salamanca', de Juan Ruiz de Alarcón

Todoterreno. Así se podría definir a uno de los rostros más conocidos de la pequeña pantalla y del séptimo arte, Emilio Gutiérrez Caba, en cuyo currículum atesora, además, cientos de obras de teatro. Y aunque lleva la actuación en la sangre, miembro de una saga que empezó con sus bisabuelos, ahora le empieza a gustar más dirigir.

Se ha encargado de la dramaturgia y la dirección de Escrito en las estrellas, de Cervantes, y ahora lo hace de La cueva de Salamanca, de Juan Ruiz de Alarcón, que ya ha estrenado en Salamanca y en Madrid y que será uno de los platos fuertes de la 41 edición del Festival de Almagro, que comienza en la localidad ciudadrealeña el 5 de julio y en la que también dirigirá una selección de textos de Fray Luis de León.

«No soy un buen escritor, lo único que hago es adaptar lo que otros han hecho muy bien, pero me gusta cada vez más dirigir. Ojalá dentro de poco las musas me inspiren», se ríe el actor, que solo había hecho «un pinito» en la dirección, «cuando era muy joven», con La dama del alba, de Casona.

Sus compañeros de profesión acaban de votarle para que sea el presidente de la entidad de gestión de Artistas e Intérpretes Españoles (AISGE); estrena en Almagro La cueva de Salamanca; el director de ese festival, Ignacio García, le ha encargado el espectáculo con los poemas de Fray Luis de León... pero, asegura, «no está de moda».

«Esto va por oleadas. Este mes tienes muchas cosas y a lo mejor el siguiente nada. Estoy acostumbrado y como esto de dirigir, escribir e involucrarme en cuestiones culturales me gusta mucho, pues estoy contento», resume humilde uno de los rostros más populares del país.

Está contento con el resultado de la obra porque comprueba que el público se divierte con el teatro barroco, «y eso está muy bien», y «está por ver», señala modesto, lo que pasa con el recital dedicado a Fray Luis de León, que luego irá a Salamanca y Toledo como sus citas más próximas. «Son once poemas, recitados en 50 minutos con ilustraciones musicales barrocas, compuestas por Luis Delgado, que tocan los aspectos menos religiosos de Fray Luis, los más pegados a la tierra», describe.

«Hay que meditar mucho -aconseja- sobre lo que dice Fray Luis. Es interesante escuchar su voz y tener la música para reflexionar».

Al nuevo ministro de Cultura, José Guirao, le pediría que «escuche a todas las partes» y que tome sus decisiones a partir de su observación, aunque en algunos asuntos como el Estatuto del Artista no tiene duda de «lo que tiene que hacer»: «poner inmediatamente en marcha las medidas que afectan a la fiscalidad».

«Para un país es importante no solo defender la playa o los monumentos sino el enorme acervo cultural que existe. La música, el ballet o el cine son armas culturales de las que podemos sentirnos orgullosos y tenemos que utilizar ese armamento para hacernos oír. Somos un país muy importante», asevera.

En este momento de su vida lo que más le interesa es «disfrutar de las pequeñas cosas y pequeños momentos» y lo que no le gusta «nada, nada» es el futuro que ve «a medio plazo» en el mundo. «Me toca vivir en este país pero no me gusta ver el rumbo de Europa. Cosas como lo del Aquarius te da por una parte esperanza y por otra te la quita. Esto tiene que dar un vuelco», pide.

Le conmueven, insiste, «cosas tan estupendas» como que España haya acogido el barco de inmigrantes o que se celebre por todo lo alto un campeonato de fútbol.

«La mía es una profesión contemplativa. Ves lo que pasa a tu alrededor, tratas de abstraerse, estás siempre contemplando lo que hay a tu alrededor. La contemplación de la realidad es vital en cualquier momento para tomar las decisiones adecuadas», propone.