Los que de verdad se lo llevan

Antonio Pérez Henares
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Sánchez busca que la sentencia del Supremo sobre el impuesto a las hipotecas le acabe beneficiando, y deja a la banca sola como pagadora única del tributo

Pretender ir al fondo de la verdad cuando la demagogia impera supone una actitud suicida, pero entiendo que es irrenunciable, aunque por ello le declaren a uno el más perverso ser de los avernos. Me refiero al impuesto sobre las hipotecas con el que el Gobierno de Sánchez ha montado una campaña de publicidad que el próximo CIS va a convertir en mayoría absoluta.

Ciertamente, que los magistrados de la sala de lo Contencioso Administrativo le han ayudado mucho con su proceder disparatado y rayando en la estupidez más completa aunque lleven togas y puñetas. Podían haberlo hecho de muchas y muy diferentes maneras y concluyeron, paso a paso y en cada una de ellas, por hacerlo de la peor forma posible hasta provocarse lesiones irreparables en su prestigio.

Pero es otra la almendra de la cuestión que parece que todos políticos y mediáticos pretenden ignorar. Esa pasta, ese impuesto, quien es en realidad quien se lo embolsaba y quien seguirá embolsándose. Eso es lo que parece que mejor que no se sepa y, desde luego, así es para quienes lo perciben. Porque no eran los bancos quienes se lo llevaban, ellos solo eran los recaudadores y, en realidad, quienes ahora claman con que no se le cobre al pueblo eran quienes se lo han embolsado durante estos últimos 25 años, y en casos como Andalucía, ¡ay Susana!, Aragón, ¡ay Lambán! ¡ay Echenique! han aumentado el porcentaje.