Palabra de político

Antonio Pérez Henares
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Sánchez ha demostrado que lo único que le interesa es el poder y mantenerse en La Moncloa, a costa, incluso, de defender lo contrario de lo que prometió

«Cuando digo que nunca jamás, pero que nunca, quiero decir que por el momento y esta tarde es no». No encuentro mejor ni más definitiva frase sobre el lenguaje y la palabra de los políticos que esta, pronunciada por mi paisano Romanones allá por los principios del siglo XX. Hoy en el XXI hemos avanzado todavía más. Puede que ni aguante la tarde y además se nos intentará convencer que ni lo dijeron ni han cambiado de opinión.

El señor Ábalos, segundo del PSOE y ministro de Fomento, aseguró con enfático engolamiento: «No aceptarían los votos separatistas ni para una moción de censura». En cuanto se abrió la posibilidad fue él mismo quien se lanzó a buscarlos y estamos a la espera de saber qué les ofreció a cambio. Pero trueque hubo y pago también habrá.

Su jefe y ahora presidente del Gobierno, el señor Sánchez, se comprometió cuando anunció, presentó y defendió su moción, y ante el Parlamento para mayor solemnidad, que convocaría elecciones «en cuanto fuera posible», «en el plazo más breve», «en unos cuantos meses» como mucho. Instalado en el poder y sentado en La Moncloa en su primera comparecencia lo primero que dijo, sin el mínimo rubor, es que iba a agotar la legislatura, o sea, que iría a las urnas cuando ya no le quedara más remedio, por ley, que ir. Que de lo dicho antes na de na. Pero esto último ni siquiera, como hacia Romanones, tuvo la gallardía de decirlo ni reconocerlo. Y ahora, encima, sus voceros políticos y sus palmeros mediáticos, una creciente legión, se afanan en tomarnos por imbéciles e insultar ya no solo a la inteligencia y la memoria sino a la capacidad auditiva del conjunto de la población negando la mayor de todas.

En suma y resumen, palabra de político. Que ahora la llaman fake news y que es la mentira cochina y marrullera de toda la vida de Dios. Y por lo visto hemos de aceptarlo como normal, como condición inherente a esa actividad. Que nos engañen, vamos, y que ni siquiera podamos reprocharles el hacerlo. Algo así como más tontos sois si encima vais y os lo tragáis.

Y eso vale con todos. Hasta con los propios y muy partidarios de creer a pies juntillas lo que el caudillo tenga a bien proclamar. Tres buenos ejemplos llevan en tan solo un empezar. Los Presupuestos eran un engendro que iba a derruir el país y estrangular al personal. Ahora se han convertido en buenos (que lo eran y lo son «aunque» los hubiera hecho el PP) y hay que defenderlos. «Por responsabilidad» es el eslogan. La verdad: por que les vienen de perlas y se apropiarán y hasta se pondrán las medallas de sus efectos benéficos, léase subidas de pensiones o a Policía y Guardia Civil. Y otras: la reforma laboral era Satán. Pues ya solo algunas calderas huelen a azufre. Valerio lo dijo y el mantra es que además «no hay tiempo» ni para ello ni para la reforma de la financiación de las Comunidades Autónomas por la que increpaban y exigían a cada minuto a Rajoy.

Para la reforma laboral y la financiación de las regiones o no hay votos, dicen, o no hay tiempo. Y uno se diría, pues entonces no se pierda y llámese cuanto antes al pueblo a votar. Pero ¡quia! Qué tonto es usted. De eso ni hablar. Porque sí que hay tiempo y es lo que se va a aprovechar para apuntalar poder, porque eso es lo mollar, y en ese objetivo esencial para controlar, volviendo a reeditar el pacto con separatistas y podemitas, RTVE saltándose todo lo que haya que saltarse, deprisa y corriendo, porque eso sí que no se puede demorar más tiempo. 

Sánchez se vuelve a aliar, en ello están, con los que le dieron el poder para mantenerse ahora en él y para ello necesita el aparato de propaganda funcionando a todo maquina y de manera inmediata. Hay que apropiarse de RTVE (en realidad sus comisarios políticos no han perdido nunca ese control) como instrumento determinante para completar el círculo y el cerco mediático. Discrepar va a ser un imposible metafísico de aquí a nada. Pero se bautiza y beatifica a la operación como pluralidad y desbloqueo de la zarpa maligna de la derecha, la pléyade creciente de palmeros lo convierte en consigna y el engendro nos lo venden como regeneración. Y a tragar.

Vamos, que para lo que sí hay tiempo, porque es lo único que importa, es para el poder, para única y exclusivamente el poder y para todo lo que pueda ayudar a mantenerse en él. Para lo demás es que no y la ciudadanía a callar y a no votar hasta que la fabrica de propaganda haya conseguido sus objetivos. Entonces es cuando Sánchez puede volver a cambiar, no de idea, que esa es fija y la misma, el sillón, sino de conveniencia y volver a lo que dijo anteayer y de lo que se desdice hoy. Si le sirve a su interés se nos anunciara que el fin de unos cuantos meses y sean estos los que fueren ha llegado ya.

PD. Rajoy ha dado, con hechos, su definitiva lección. Ha vuelto a su trabajo, porque él sí podía, tenía antes oficio y beneficio, ha renunciado a toda prebenda, algo que ninguno de sus antecesores ni Felipe, ni Aznar ni ZP hicieron ni piensan hacer, a su suculento sueldo vitalicio y a cargos y a puertas giratorias que los que tanto hablan de regenerar tardan menos de un verbo en considerar sagrado derecho a mantener. Por renunciar ha renunciado incluso a incordiar. ¡Pues hasta eso se ha criticado en las tertulias! Pero me da que la ciudadanía española sí que se ha quedado pensando que este señor de barbas era bastante más de fiar que quienes tuvieron como única misión el echarlo del Gobierno de España y a lo mejor a don Mariano hasta le han hecho, en lo personal, un favor.