La lluvia obliga a suspender la procesión de Paz y Caridad

Berta López
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Desde la institución nazarena y las hermandades que conforman el desfile de Paz y Caridad quieren enviar un mensaje de ánimo a los hermanos y hermanas del Jueves Santo.

La lluvia obliga a suspender la procesión de Paz y Caridad - Foto: Adrián García Vergaz

"Ante las inclemencias meteorológicas adversas previstas para la tarde del Jueves Santo, reunidas las hermandades que conforman el cortejo de Paz y Caridad y el presidente y vicepresidente de la JdC, se acuerda por unanimidad, y por responsabilidad y seguridad, suspender la procesión del Paz y Caridad. Desde la institución y hermandades quieren enviar un mensaje de ánimo a los hermanos y hermanas del Jueves Santo, unidos en la fe y en nuestra Semana Santa, que es la forma de sentir que nos une".

Con este comunicado se hacía oficial hacia el mediodía la suspensión de la Procesión de Paz y Caridad, que debería haber llenado de nazarenos y de fe las calles de Cuenca en este Jueves Santo que no ha relucido más que el sol. La Archicofradía y las siete hermandades que la componen, en activación del protocolo de lluvia –que permite la suspensión con la antelación de hoy– decidían por unanimidad suspender el desfile ante las malas previsiones para esta tarde. Responsabilidad y seguridad han sido las palabras más escuchadas hoy entre los representantes, el presidente ejecutivo y la Comisión Ejecutiva de la institución nazarena. La pena, como la procesión, iba para todos por dentro.

Las puertas de la Virgen de la Luz se abrían en el momento de la suspensión para permitir a hermanos, devotos y curiosos visitar el templo, con los pasos en andas y preparados. Ante todos ellos se repitieron escenas familiares en el Jueves Santo conquense: las de los grupos de hermanos que se hacían fotografías ante la Imagen devocional a la que querrían haber acompañado en la calle, las de hermanos rezando esa oración que hubieran hecho en procesión, las de quienes limpiaban y acondicionaban más por no estar quietos que por necesidad real, las de quienes simplemente contemplaban con ese nudo en la garganta que no te permite hablar. Y los abrazos. Esos abrazos tras los que no hace falta decir nada más. Esas miradas que al enfrentarse se empañan y que significan 'otro año será'.

La lluvia obliga a suspender la procesión de Paz y CaridadLa lluvia obliga a suspender la procesión de Paz y Caridad - Foto: Adrián García Vergaz

"Esta tarde vamos a llevar al Nazareno el ramo de flores para los difuntos que le hubiéramos dejado en procesión" decía Francisco Ruiz, representante de Ntra. Sra. de la Soledad (del Puente). Ntro. Padre Jesús con la Caña, por su parte, ha convocado a los hermanos a las 18 horas para rezar al Señor antes de los Santos Oficios. Maneras alternativas de vivir el Jueves Santo. Sin túnica ni capuz, sin tulipa… Pero con fe. Solo con la fe. Con la fe que en Cuenca mueve cualquier montaña... aunque una borrasca no la pueda mover.

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La lluvia obliga a suspender la procesión de Paz y Caridad - Foto: Adrián García Vergaz

Al finalizar la visita a la Virgen de la Luz, esta cronista se encontró en la puerta con Javier Benayas, representante de la V. H. de Ntro. Padre Jesús orando en el Huerto (de San Antón). Y Javier, con la resignación y la naturalidad del momento, dicho ya todo lo que era pertinente, musitó: "En fin. Me voy a por pan". Y a esta cronista se le vinieron a la cabeza otras palabras de profunda resignación. Las palabras de resignación de Pedro que recoge en su Evangelio Juan: "Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: "Me voy a pescar". Jesús había muerto y Pedro, desesperado, encontró consuelo en la cotidianeidad. Recordando cómo continúa el Evangelio, en el momento de profunda desesperanza de Pedro, el Señor le acompañó. Tal vez esa sea la enseñanza de este Jueves Santo sin Paz y Caridad: en la desesperanza… Él siempre está.

ARCHIVADO EN: Semana Santa