Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


De capas y becas

11/04/2024

Viene el fin de semana con rumor de capas y ritmos de bolero, isas y zarzuelas. Las viejas calles del casco histórico se convertirán, de nuevo, en el marco perfecto en el que perpetuar la historia de una institución centenaria que reposa en las becas de músicos procedentes de Salamanca, Murcia, Santander, Madrid, Plasencia, León, Baleares o Las Palmas de Gran Canaria. Aunque ésta no ha sido una ciudad históricamente caracterizada por el peso universitario, sí que ha sabido mantener la música tradicional de ronda. No hay más que mencionar la rondalla Primaveral o el impagable trabajo del siempre recordado Ismael o de los añorados Velasco. 

Hoy, a poco más de quince días para cantar aquello de «alegraos, mozas, que mayo ha venido», la Tuna Universitaria de Cuenca nos ofrece un regalo en forma de XVIII Certamen Nacional de Tunas Universitarias y de Distrito. Reconozco que no soy objetivo. Yo también formé parte durante años de tan noble y andariega institución. Más allá de toda la literatura, en muchos casos interesada, creada alrededor del mundo tuna, he de decirles que, como dice la canción, uno es tuno hasta morir. Y hoy, en una sociedad de usar y tirar a la que le cuesta mantener usos y costumbres que se valoran exclusivamente en una escala subjetiva de lo que entiendo como rancio o no, es de agradecer que la Tuna siga asomándose como una entidad referente de una música que forma parte del acervo histórico de todos nosotros. 

Y es que lo que la Tuna Universitaria de Cuenca nos propone para este fin de semana es el triunfo de la voluntad. Muchos de nosotros podremos pensar que organizar un certamen de este calado es sencillo, pero seguramente cambiaríamos de opinión si contamos que la TUC lleva cuatro años gestionando su día a día para llegar hasta aquí, para que Cuenca reciba la visita de cientos de tunos que volverán a sus casas contando la belleza de esta ciudad que les va a coger con los brazos abiertos. Especialmente relevante ha sido el esfuerzo que han hecho para poner encima del escenario más de cincuenta tunos conquenses que son historia de las extintas tunas de Magisterio y Derecho, que son presente de la Universitaria y son parte de la vida cultural de la ciudad. 

Les decía que no soy objetivo. Por supuesto. Se me dispara el corazón con los primeros acordes de Imágenes de Ayer y se me llena el alma de recuerdos de rojo, blanco y negro, de la risa por cualquier motivo, de cantar por el simple hecho de cantar juntos. La Tuna es camaradería, es amistad, es compromiso, es música... La Tuna es vida. Y hoy, cuando el tiempo parece que huye entre los dedos, empiezo a mirar hacia atrás y recuerdo que, vestido de negro, beca blanca y roja, capa en los hombros y bandurria en mi mano, sencillamente era feliz. Y eso, querido lector, no habrá quien nos lo quite a los que estuvimos, a los que están y a los que estarán.