La crítica -
Por Juana Samanes
Desde que la plataforma HBO estrenó este thriller emocional no se ha dejado de hablar de esta película y eso que incomoda contemplarla por el tema que aborda: el abuso de una menor. Algo que provoca a partes iguales impotencia, terror y repugnancia ante el agresor.
Basada en su propia autobiografía, la directora de la película, Jennifer Fox, narra como fue violada a los 13 años por una especie de preparador de atletismo, un hombre adulto que la engañaba diciendo que lo que ambos mantenían era una relación amorosa. A éste lo conoció porque era el cómplice de su profesora de equitación. Ya en la madurez, y tras superar los mecanismos de autodefensa de su propia memoria, Jennifer fue capaz de reconstruir su historia y transcribirla a imágenes para denunciar algo abominable que nunca tenía que haber ocurrido.
La ganadora este año del óscar a mejor actriz de reparto, Laura Dern, por su trabajo en Historias de un matrimonio, encarna a esa mujer traumatizada cuya vida ha estado marcada por esos abusos en la infancia, a pesar de que los mantuviera comprimidos en la niebla de su memoria para no desmoronarse. A Dern, una actriz que, corporalmente, siempre transmite cierto nerviosismo cuando actúa le iba como anillo al dedo meterse en la piel de la Jenni adulta que comparte protagonismo con Isabelle Nelisse, que interpreta el mismo personaje de niña, y que también hace un trabajo encomiable.
Dramática y provocando tensión durante todo su desarrollo, la directora decidió no hacer un relato lineal, sino contar los acontecimientos mezclando presente y pasado, mostrando cómo un hecho tan traumático en la infancia deja un poso irresoluble en la personalidad y existencia de quien lo padece, como se aprecia en las conversaciones- recriminaciones de Jenni tiene con su madre cuando es adulta. Al fondo de todo esto hay advertencias hacia los padres para no solo amar y demostrar a sus hijos su cariño sino para convertirse en vigilantes de todo su entorno, pero también para los menores para que sean capaces de comunicarse y tener confianza con sus progenitores. Por qué la pregunta que está implícita en todo el desarrollo de la trama es por qué esta niña no contó lo que le pasaba y sufrió ese sinfín de penalidades. La razón es sencilla: sus padres, a pesar de quererla, estaban tan ocupados que no estuvieron atentos a lo que sucedía a pesar de que, como confiesa apesadumbrada la progenitora, había algunas señales inequívocas de que no era normal la dependiente relación que su hija mantenía con su profesora de equitación y su socio.
No les engañaré hay secuencias de la película de una crudeza bestial porque provocan un desasosiego tremendo desde el momento que se retrata a seres degenerados atraídos por la inocencia.
The Tale se ha convertido en sus dos años de andadura en uno de los principales emblemas cinematográficos del movimiento Me Too.