La crítica -
Por Juana Samanes
Nueve años después de cese de actividad de ETA, el director vasco Iñaki Arteta ha querido conocer si la vida y la percepción sobre la banda terrorista ha cambiado en Euskadi o siguen con la máxima de “Callar y mirar hacia otro lado”. Para ello, ha optado por un documental donde entrevistan a personas del entorno de la izquierda abertzale, desde sus ideologos a ex miembros de la banda terrorista, todas ellas realizadas por el joven periodista Felipe Larach, que demuestra ser un profesional valiente, pausado y que busca llegar a la verdad. El resultado es demoledor: la izquierda abertzale sigue excluyendo e impidiendo la libertad de expresión de los que no piensan como ellos y en Euskadi, tras una apariencia de normalidad, sigue imperando la ley del silencio.
Los testimonios que recoge este impresionante documental incluyen a representantes de todos los sectores de la vida pública vasca: profesionales de la educación, de la política, de la Iglesia, ciudadanos de a pie, victimas actuales de la falta de libertad, antiguos miembros de ETA reincorporados a las vida normal etc…Quizás éste sea uno de los capítulos que más asombra como esos antiguos terroristas, esquivos en algunas preguntas, no se arrepienten de su pasado y han sido reintegrados en la sociedad vasca con total normalidad y nadie, según manifiestan, les ha echado en cara nada de su pasado.
Todas las entrevistas, sin rotular los nombres, son interesantes, pero inquieta la del chaval al que le dieron la paliza en el recinto de la Universidad Pública del País Vasco por declararse constitucionalista y querer poner en marcha un movimiento que pedía el borrado de las pintadas dentro del recinto, algo que la rectora consideró un mero incidente, a pesar de partirle la nariz y tener que llevar escolta desde entonces. La misma rectora de la UPV que, meses más tarde, dio cancha a un antiguo miembro de ETA con delitos de sangre, aduciendo libertad de expresión. O el sacerdote de Lemona, que equipara a víctimas con verdugos…y cuya franqueza en sus declaraciones, donde justifica la violencia, ha sido respaldada por cien sacerdotes de la Iglesia Vasca.
Iñaki Arteta ha hecho un documental imprescindible que “pone los pelos de punta”. Merece la pena que pidan que los cines de su ciudad lo exhiban porque como dice la hija de un asesinado: “el que no se arrepiente no cambia”.