La lenteja castellana de la Manchuela tendrá su marca de calidad registrada

J. López
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Los agricultores de doce localidades se unen para formar un grupo de trabajo, iniciar los trámites y comercializar la leguminosa con un sello de calidad diferenciada en el futuro

Los productores de lenteja castellana de doce municipios de la Manchuela se unirán para crear una marca de calidad diferenciada. Así lo determinaron los cerca de 50 agricultores de la comarca y varios alcaldes que asistieron a la reunión organizada por la Consejería de Agricultura y el Ayuntamiento de Motilla del Palancar, en la que abogaron por ponerle sello y distinguir la leguminosa que se cultiva en la zona.
A dicha reunión  asistió la jefa de Servicios de la Consejería de Agricultura, Noelia Sepúlveda; el delegado de la Junta en Cuenca, Rogelio Pardo; el alcalde de Motilla, Jesús Ángel Gómez; el coordinador de los Servicios Periféricos de Agricultura, Javier Zaballos; y el gerente de la Asociación para el Desarrollo Integral de La Manchuela (Adiman), Miguel Ángel Moraga; entre productores y gerentes de varias cooperativas. Además, en la reunión también estuvo presente el alcalde de Buenache de la Sierra y presidente de la marca de calidad ‘Cordero de la Serranía’, Vicente Caja, quien expuso los pasos llevados a cabo por los ganaderos de la comarca conquense para comercializar el producto en el mercado.
La certificación de producto de calidad diferenciada permitiría acceder a una serie de ayudas, que obviamente beneficiaría a las familias que se dedican a este cultivo ecológico. 
 
4.500 hectáreas. El alcalde de Motilla, que manifestó que el proyecto es «ambicioso e ilusionante, explicó que la reunión suscitó el interés de los agricultores, que constituirán una comisión «para iniciar, de la mano de los Servicios Periféricos de Agricultura, la puesta en marcha de esta marca de calidad de la lenteja. Se podrá envasar y comercializar con un certificado de origen». El grupo de trabajo  cuenta con representantes de Motilla, El Peral, Campillo de Altobuey, Graja de Iniesta, Castillejo de Iniesta, Pozorrubielos, Graja de Iniesta, entre otras localidades. 
Los agricultores de la Manchuela cultivan cerca de 4.500 hectáreas de lenteja de esta variedad desde hace más de 50 años.  Sólo en el término municipal de El Peral se cultivan 2.000 hectáreas. Precisamente, Alfonso Laorden, gerente de la cooperativa Nuestra Señora del Espino del Campo, confirmó que el grupo de trabajo constituido se reunirá hoy para iniciar los trámites.
«Queremos que se beneficie la comarca y que el consumidor de legumbres coma una lenteja autóctona y de buena calidad», dijo Laorden, que apuntó que el productor conquense «está teniendo mucha competencia con la lenteja castellana, que viene de  Canadá y no tiene la calidad que la de aquí. Además de las grandes cantidades que se introducen en el mercado nacional, existe el inconveniente de que la etiqueta pone que es castellana y no es como la nuestra».
La iniciativa surgió en el año 2002, a través de varios grupos de trabajo de Adiman. El proyecto Ceder inició los estudios de viabilidad, pero tras varios años en punto muerto, los productores de lenteja conquense han decidido retomar los trámites. 
«No se llega a pagar el valor que tiene. Estamos acostumbrados a que venga el comprador y nos pague lo que quiere y con ello prácticamente nos da para conformarnos», dijo Laorden, que explicó que actualmente son las envasadoras las que adquieren el producto.
 
Diferencias. La diferencia entre la lenteja de la Manchuela y la castellana se hace patente en la cocción de la legumbre.  En palabras de Laorden, la cocción «no es muy larga y una vez que se ha hecho no se desprende la piel. En otras clases se desprende, por un lado queda la piel y por otro la masa». La lenteja castellana de la Manchuela compite en el mercado español con la variedad pardina, cultivada mayoritariamente en la zona de Castilla y León. A diferencia de otras variedades tiene un calibre mayor, de hasta seis milímetros de diámetro, pero en los últimos tiempos la pardina ha ido copando el mercado «porque la castellana que traen del extranjero está dejando de gustar al consumidor». Además, la lenteja de La Manchuela puede diferenciarse por el tono, un verde suave que contrasta con otras variedades de color pardo y oscuro. 
El cultivo se realiza en tierras vírgenes, que no han sido cultivadas anteriormente o al menos no han sido utilizadas durante muchos años. Las plagas de las anteriores cosechas pueden dar al traste con la plantación. Además, la puvliometría de la zona es óptima para el cultivo. El único inconveniente es que llueva en la época de recogida, en junio. «No pierde sabor, pero la lenteja toma un color distinto», asegura el gerente de la cooperativa de El Peral.